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Vigilados en el cementerio. Un hombre sirio apoyado sobre una cruz cristiana de una cementerio en la frontera de Serbia y Croacia, lugar donde fueron obligados a pasar varios días y noches con temperaturas mínimas vigilados por la policía que les rodeaba. Gabriel Tizón
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Tres noches en la frontera de Croacia y Eslovenia. Un grupo de refugiados de países como Siria, Irak, Irán o Afganistán son detenidos en una valla en la autopista de la frontera de Croacia y Eslovenia, lugar donde fueron obligados a pasar tres noches con la única ayuda de voluntarios que les acercaban comida y tiendas. Gabriel Tizón
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Un oasis de alegría. A la izquierda, un niño es levantado en brazos por su hermano mayor en un campo en la frontera de Hungría y Austria durante uno de esos momentos de alegría que se crean para engañar a los más pequeños e intentar hacerles llevar lo mejor posible esta dura travesía. Gabriel Tizón
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El corredor serbio. Miles de personas caminan a diario a lo largo de los campos de cultivo serbios, un corredor hacia la frontera con Croacia. Niños, ancianos y enfermos unidos por la desesperación y la solidaridad, cargados con todas sus pertenencias. Gabriel Tizón
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¿Cuál será mi destino? La mirada de una niña, que representa la inocencia de no entender nada de lo que le está sucediendo, después de estar retenida 24 horas junto a su familia y otras 500 personas, primero dentro de un autobús y después en las vías de una pequeña estación de tren, sin conocer en ningún momento su destino. Gabriel Tizón
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Un discapacitado en busca de su camino. Un refugiado sirio camina sin una pierna entre los maizales de Serbia muy cerca de la frontera con Croacia después de cruzar Macedonia, Turquía y Grecia. Muchas personas con discapacidad por culpa d ela guerra realizan esta travesía contra todo pronóstico, empujados por la ilusión de emprender una vida en un país en paz. Gabriel Tizón