Vargas Llosa, salto mortal a las tablas

La Voz MADRID / AFP

CULTURA

Con Aitana Sánchez-Gijón, el Nobel interpreta su adaptación del «Decamerón»

28 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Vestido con túnica y manto, Mario Vargas Llosa no es un loado Nobel de literatura, sino un noble medieval que sobrevive a la peste. Desde hace semanas se consagra en Madrid a los ensayos de Los cuentos de la peste, su última obra en que, tras algunas tímidas apariciones sobre el escenario, a los 78 años se lanza de cabeza a la interpretación.

«Para un escritor de ficción, que se ha pasado la vida soñando historias, de pronto convertirse en personaje, aunque sea por el tiempo fugaz de una obra, es extraordinario», admite. «Creo que todos los seres humanos tenemos esa aspiración, secreta o explícita, de salir de nosotros, ser otros, encarnar otros destinos», añade en el escenario del Teatro Español, sobre el que un asno de cartón piedra yace muerto junto a varias calaveras. ¿Qué siente? «Nervios, muchos nervios, terror, pánico, miedo, me pregunto cada día si no ha sido una locura meterme en esto, y al mismo tiempo es tan estimulante, tan excitante, es una experiencia tan rejuvenecedora», asegura sobre una obra que se estrena mañana.

Sin temor al ridículo ni a la crítica, reconoce sentir «mucha inseguridad», ya que por primeva vez da vida a un protagonista interactuando con otros cuatro personajes. Un desafío. «Toda mi preocupación tiene que ver con recordar el texto, y al tiempo las instrucciones del director, no desentonar con el trabajo de mis compañeros, y la enorme inquietud de lo que podría ser defraudar a los espectadores», confiesa.

El Nobel peruano toma un sorbo de agua antes de abordar una de las escenas más violentas, durante un ensayo con una de sus coprotagonistas, Aitana Sánchez-Gijón. «¡Puedo tocarte y hacer contigo lo que quiera, eres mi mujer! ¡Entiéndelo! Serás mía si es necesario por la fuerza», declama con voz ronca, mientras con un rascador de madera tira fuertemente del larguísimo cabello de la actriz. A Sánchez-Gijón la conoce desde que en el 2005 el escritor subió por primera vez a un escenario para leer junto a ella La verdad de las mentiras. Volvieron a reunirse para representar después otros dos textos de Vargas Llosa, quien fue tomando mayor lugar en el escenario, con lecturas dramatizadas, hasta dar el salto con esta obra, inspirada en el Decamerón de Boccaccio.