Música en directo

A MARIÑA

22 jul 2014 . Actualizado a las 15:58 h.

Desgraciadamente, la robótica, informática y electrónica, han infectado al noble y maravilloso arte de la música. Sin música no se puede vivir. Cada melodía es una historia de la humanidad. Hasta en los viajes del mundo antiguo, plenos de relatos mitológicos, los héroes que acompañan a Ulises o a Jasón, han de soportar el canto de las sirenas, al que interponen el más insigne de los instrumentos, la voz del gran Orfeo.

Cada vez que llega el verano, soutos, prazas y campos de romería, son cita con la música, a nuestro pueblo llano le gusta bailar, cantar y escuchar las viejas canciones que describen nuestra propia vida; es el nexo que entrelaza las manos de unas generaciones con otras, unos pueblos con sus vecinos, unas historias de aquí con otras de allá.

No me acostumbro a estar delante de un camión tráiler, que se transforma en un súper escenario, dónde los efectos especiales sustituyen a la música en directo, como si de un circo, organizado desde una sofisticada mesa de control, se tratara, con luz y sonido para unos aprendices de brujos que terminan creyéndose artistas, músicos, orquesta, y no son más que marionetas vestidas de arlequín, con capacidad para embaucar a gentes que, o nunca han sabido lo que es la música de verdad, o se les ha olvidado y creen que aquellas magníficas formaciones musicales de Glen Miller, Luis Angstrom, Fran Porcel, Pérez Prado, Xavier Cugat, sólo fueron un sueño para un tiempo pasado cantando bajo la lluvia o amenizando en el café de Riki en la inolvidable Casablanca.

He visto disfrutar a las gentes de mi pueblo con el Coro de la Villa de Navia, que cantaba habaneras, con el grupo Escolma de Meus de Viveiro, cantando nuestras canciones de siempre, como esa «Paloma Mensajera»; para rematarlo con el mejor grupo de música en directo que puede ofrecer toda la provincia de Lugo, el Grupo de Improvisación de Viveiro, capaces de hacernos viajar por el mundo con esas melodías que nunca desaparecerán de los pentagramas de la historia de la humanidad.

Las gentes están despertando. Las verbenas forman parte de nuestra tradición. Pero también el folk que se cita cada año en sitios como Ortigueira. Y sobre todo, la crisis debe ser una necesidad que haga virtud. No se puede gastar más de tres millones de las antiguas pesetas, por tres horas de actuación, en la contratación de espectáculos que nada tienen que ver con la música en directo. Con esos recursos, cualquier entidad social puede dotar a su entorno de actividades culturales en gallego y para gallegos, durante todo un año.

Por fin y una vez más. España y Galicia, no pueden ser el rincón de los macro botellones, a los que acuden descerebrados de toda Europa, para saltar del balcón a la piscina, una vez que la ingesta de alcohol les hace perder el sentido del riesgo, y desde luego, el deber de no molestar al pueblo, con ruidos o excretas que lo dejan todo perdido, en beneficio de ciertas iniciativas económicas que impactan con las leyes y con el medio ambiente.