«Tivemos tanta sorte...foi un anxo», dijo la ribadense Montse Peña

La Voz

FIRMAS

27 jul 2014 . Actualizado a las 07:09 h.

La familia ribadense López Peña vio pasar ayer su vida entera como en fotogramas. Por la mañana salían de casa Montse Peña Monjardín y José Francisco López Alonso, y sus tres pequeños, de 11, 7 y 5 años de edad, con idea de disfrutar de un magnífico día en el zoo de Marcelle, en compañía de unos amigos. El brutal choque múltiple en la A-8 les frenó en seco ese plan y como un relámpago les hizo ver que la vida, sí, es un verdadero milagro.

Su coche fue uno de los que quedó totalmente destrozado, aplastado entre dos camiones y, afortunadamente, solo tuvieron que lamentar daños materiales aunque en otro vehículo uno de sus amigos resultó herido.

«Néboa, moitísima»

«Néboa había moitísima, empezabas a subir e non vías nada. Íbamos con medo», declara ella, ya algo más tranquila en casa de su hermano pues a la suya propia no pudieron entrar al perder las llaves en el siniestro. En un abrir y cerrar de ojos, explica, «chocamos co coche de diante e inmediatamente xente que xa había fóra empezou a berrarnos: ?¡Salir del coche!, ¡salir del coche!?». Ni se lo pensaron. Con tal suerte que sus hijos lograron sacar rápido el cinturón de seguridad sin ayuda de sus padres: «Saímos en estampida, como poidemos, eu cos dous máis pequenos ao lado dereito da carretera, sorteando coches, restos... e o meu marido e o maior cara o outro carril e nada máis saír empezaron a colisionar outros por detrais, e camións... Eu berraba como unha tola [ese momento quedó registrado en uno de los vídeos grabados allí] porque ao meu home e fillo maior non os estaba vendo, entre a néboa e que non paraban de chocar...» Tras ese momento de angustia, logró verles. Bien, sanos y a salvo y de nuevo juntos, en medio de un «escenario dantesco». «O noso amigo non sabemos como está, só que levaba a perna rota e que o mandaron á UCI a Lugo», lamentaba ayer.

Montse Peña valora muchísimo la rápida actuación de la gente en el momento de las colisiones y después ofreciéndoles mantas, sus teléfonos móviles para llamar a casa, comida y bebida, etc. Cuando al fin pudo llamar a los suyos, su hermano ni siquiera sabía del accidente, pero «miña nai -añade- si estaba preocupada porque veu as noticias, sabía que íamos a Marcelle e nos estivo chamando ao teléfono ata que puiden falar con ela». «Agora todo parece unha película. Tivemos tanta sorte alí, tivemos un anxo...» y no le falta razón.

«Fue una tragedia»

En Mondoñedo, intentando recuperarse del susto también estaba la joven Raquel González, de 29 años. Procedente de Benavente, iniciaba junto a una amiga lo que iban a ser sus vacaciones de verano. Su destino era Coruña. Salieron ilesas, pero aseguraba que no olvidará «nunca» lo que vivió ayer en la A-8.

«Fue una tragedia, un desatre, un susto inmenso. No nos pasó nada porque nos dio tiempo a salir del coche, subir a un montículo a la derecha de la autovía, y desde allí vimos y oímos colisionar contínuamente los coches, los camiones», explicó. Y repetía «era terrible, no se veía nada por la niebla».