Gallegos al otro lado del charco

A MARIÑA

Imagen de emigrantes de Viveiro en Buenos Aires en los años 60.
Imagen de emigrantes de Viveiro en Buenos Aires en los años 60. casino de viveiro< / span>

21 ene 2015 . Actualizado a las 19:43 h.

Todos tenemos algún pariente que hubo de hacer la maleta, embarcar en Vigo o La Coruña y buscar en «las Américas» lo que aquí no encontraba. Es una historia consustancial con Galicia. Una parte de nuestro pasado está al otro lado del gran charco. Casi siempre por necesidad. Tan sólo en algunos casos por ver mundo y hacer fortuna, mucho de aventureros por necesidad, otros cansados de una sociedad en la que unos pocos decidían por la mayoría-caciques-. Entre otras egoístas razones, para que la vieja Gallaeciae fuera su finca de uso y disfrute.

«Pálidos, con los ojos muy abiertos y la inercia del hambre pintada en ellos, bajando del vapor». Así los describe Luis de Val en su novela «Los hijos de la emigración» en 1910. Este era el aspecto de nuestras gentes cuando llegaban a los puertos de ultramar.

Manuel, carpintero de ribera en la ría de San Ciprián, hijo y nieto de carpinteros, un día marchó a la Habana, dónde fue repartidor de vestimentas que preparaba el mejor sastre de la perla del Caribe. También gallego, recibía encargos del palacio presidencial y de los mejores cabarets. Conoció a Beni Gutman, Lucho Gatica, Beny Moré. Todo hasta que el primer día del 1959 llega Fidel con sus barbudos y tiene que regresar a la Mariña. Vuelve a emprender la aventura ya que la madre tierra gallega sigue igual, dormida, hermosa pero cautiva de unos pocos. Tras muchas vicisitudes, incluida la participación en el asunto de la Bahía Cochinos, le permiten la entrada en Nueva York, donde trabaja como carpintero en la reparación del Andrea Doria. Más tarde entra en el negocio de la hostelería. Llega a ser jefe de sala. Hoy es un jubilado que vive en la Gran Manzana y regresa todos los veranos para bañarse en La Caosa de nuestro San Ciprián, dónde paseando me relata su vida entre Galicia y América. Cuando está aquí echa de menos aquel nuevo mundo que le ha ido convirtiendo en ciudadano, pero cuando está allí, sufre la nostalgia del Celta y se reúne a jugar al dominó con otros como él.

La Ley de 21 de diciembre de 1907, desarrollada en Reglamento el 30 de abril de 1908, regula y limita el fenómeno de la emigración. Su artículo 1º dice en nombre del rey Alfonso XIII, que se reconoce la libertad de todo español para emigrar. Para mejor proveer, en 1913, José Vila Serra publica «El Manual de la Emigración». Se trata de explicar a los aspirantes de «esa libertad» para abandonar Galicia que papeles y requisitos deben reunir. Curiosidades como la regulación de las condiciones que han de garantizar armadores y navieros que sin duda están haciendo el gran negocio a costa de la necesidad del pueblo.

Otros emigrantes

Pero hay otros emigrantes. Mi abuelo Alejandro, médico compostelano, un día harto de estar harto, toma un vapor en Vigo y marcha a La Argentina. Conoce en Rosario a una dama hija de italianos-judíos como él, se casan y nacen todos mis tíos. Uno de ellos llega a ser vicecónsul de La Argentina en Lugo, tras el regreso de la familia a Orense. El hermano mayor José, regresa a La Argentina tras hacerse médico en la Universidad Compostelana. Sus hijos son altos cargos del Justicialismo Peronista, incluso represaliados en el golpe militar del flaco Vilela. El resto de la familia- padres y cinco hermanos más- se quedan definitivamente en Galicia. Mi abuelo llega a ser Alcalde de Orense en dos ocasiones. Mi padre -hijo menor- nace en Galicia y conoce a mi madre en San Ciprián.

Historias como estas dan para escribir novelas. El final puede ser feliz, y convertir al emigrante en «indiano» o por el contrario perderle la pista definitivamente. Lo que está en nuestros genes gallegos es el fenómeno socio cultural de la emigración, sus vivencias, como se organizan en los Centros Gallegos como el de Buenos Aires, con Sanatorio con todas las especialidades médicas, o como se esfuerzan en mantener, investigar, divulgar y ampliar nuestra cultura y nuestro idioma.

Antes, La Habana llegó a ser la ciudad del mundo con más gallegos. Los padres de la patria gallega construyeron su idea de cambio para nuestra Galicia, allí, posiblemente entre la Muñeira, Guajira y el Tango.

Os Aventados con la colaboración de instituciones públicas y asociaciones culturales queremos dedicar este 2015 a indagar y divulgar lo que ha sido y es la emigración. desgraciadamente de rabiosa actualidad como alternativa a la crisis económica y laboral.