Un museo de la pesca fluvial único en España, con alguna pieza que usó Franco en el Eo

J.A. A PONTENOVA / LA VOZ

A MARIÑA

Una de las colecciones de moscas que se exponen
Una de las colecciones de moscas que se exponen

Nace del legado del periodista Miguel Piñeiro

24 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

A Pontenova cuenta con un aula de interpretación de la pesca única en España. La afirmación no es exagerada; la corroboran los expertos en la materia, por la cantidad y calidad de piezas reunidas. Se inauguró durante la pasada edición de la Festa da Troita y es fruto del legado del periodista Miguel Piñeiro, una persona muy ligada al evento pontenovés y a quien el alcalde, Darío Campos, colmó de elogios por su colaboración con A Pontenova.

El propio Miguel Piñeiro describía así, de su puño y letra, en un reciente artículo, algunas de las piezas que se exponen: «500 riscos dos ríos galegos, moscas de Belarmino Martínez, peixes artificiais de Jaime Taboada, moscas de Angel Cancelo, creacións de Vicente Longo, moscas de Rafael del Pozo, moscas de Juan Ventura Guimarey, cadros de debuxos de Carlos Lozano, carretes de madeira de 1900, moscas dos Artesáns da Pesca, moscas de salmón Paco Porto, moscas de salmón de Jorge Rodríguez Maderal, moscas de salmón de Miguel Seoane, moscas de salmón de Xaquín Lorenzo Muíños, moscas de Fernando Comba, moscas de Paco Redondo, vadeador asinado por Marc Petijean, talla de madeira de Waldemar, sacadeira artesanal de Julio Gallego, carretes Sagarra, carrete Crack Contact 440, carretes de mosca de Sito Fernández, cestos de pesca, cana de bambú de 1900, cana Carswell de 3 tramos, canas de bambú artesanal, caña Abu Svangsta, modelo Atlantic 403, moldes para riscos de Dionisio Beltrán e Biblioteca (con 3 guías de pesca do Ministerio de Agricultura de 1960)».

Entre las piezas se encuentra un gancho que, al parecer, se usaba para sacar a tierra los salmones que pescaba Franco en el Eo.

El valor didáctico de este museo es sobresaliente. Pero el económico, si bien siempre es secundario en un museo, no es para nada desdeñable. Cada mosca de Belarmino ?comenta Miguel Piñeiro en su artículo? se cotiza a 300 euros, cada pez artificial de Taboada puede superar los 600 y la caña de banbú de 1900 puede llegar a los dos mil euros. En conjunto, lo expuesto tiene un valor que ronda los 20.000 euros. Pero el mayor valor es para los pescadores y para los aficionados a la pesca: incalculable.

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