Levanto los dedos

JOSÉ M. SANTA CRUZ, DOCTOR EN ARQUITECTURA

A MARIÑA

06 nov 2015 . Actualizado a las 16:33 h.

No reconocer que Viveiro es per se y sin valores añadidos un espacio cultural de primera magnitud puede ser fruto del desconocimiento o, por el contrario, de asumir más preocupación por el amarillo escaso del sol y del blanco puro de la crema Nivea que del gris del ábside de San Francisco.

Nuestra ciudad es claramente culta; es un conjunto de espacios en concatenación y armónicamente ligados, que todos los días del año enseñan e imprimen magisterio a los nativos y visitantes. Pastor Díaz es calle de piedras, ágora lineal donde las haya. Unas gentes que esperan sanamente vender y otras ilusionadas que quieren comprar. Calle estrecha en la que la grandiosa Semana Santa de Viveiro hace eslalon sin nieve, sorteando los escudos heráldicos que contiene, los balcones y otros obstáculos fruto de la tecnología actual.

Todo en la vida tiene un principio. Ese inicio en el casco urbano es la entrada principal, de conmemoración, de referencia, imperio cultural, sin más. Carlos Imperator en la villa señalada, en el lugar donde, sin duda, muchos quedaron y otros se fueron. Al final, arriba, cerca del más cielo, nos encontramos con la morada de nuestra virgen preñada, curiosa iconografía dorada temporal de embarazo. Esta morada, inconmensurablemente inscrita en un espacio con perspectiva, espacio de relación, espacio de contemplación, ve la pequeña gran iglesia de Santa María. Sobrecogedora y admirable sencillez que nos desarma en nuestros siempre cuestionados logros.

Por todo esto y por mucho más pienso desde mi amado urbanismo que debemos levantar los dedos y juntos reclamar lo que seguro nos pertenece, un reconocimiento nacional en el que todos estamos de acuerdo: Viveiro, casco urbano conjunto histórico artístico.