La UE ha declarado la guerra a los descartes. Si se cumplen las previsiones, a partir de enero también estarán prohibidos para determinadas especies demersales, como la merluza, aunque desde principios de año ya no pueden tirarse al mar ciertas especies pelágicas. Por falta de información y de infraestructuras, el sector pesquero ha reiterado en el foro de Celeiro su preocupación por la obligación de desembarcar todas las capturas.
Del «escenario incierto» en que está el reglamento europeo también se hicieron eco parte de los expertos invitados al simposio organizado por el sector pesquero celeirense. Entre ellos, Carlos Larrañaga, director español de Ordenación Pesquera. En una charla sobre las prioridades para invertir las subvenciones europeas de aquí al 2020, Larrañaga abogó por disponer «de buenos datos, que permiten buenas decisiones de gestión» a la hora de tratar los descartes o de calcular el rendimiento máximo sostenible, «con un enfoque sistémico». Se refiere a las pesquerías mixtas, donde se pregunta «cómo se va a aplicar» la prohibición de los descartes. Él mismo se responde: «Los científicos trabajan para intentar cuadrar el círculo; a ver si es posible».
En el discurso con el que clausuró oficialmente el simposio pesquero de Celeiro, Andrés Hermida, secretario español de Pesca Marítima, citó a la Mesa Nacional de Descartes como un ejemplo de que la Administración nacional escucha al sector pesquero e «impulsa su participación» en la elaboración de las normas que regulan la actividad.