Conciencia social ante los impuestos

A MARIÑA

18 abr 2016 . Actualizado a las 17:50 h.

Buena la hizo el monarca. Felicitó las Navidades señalando la igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley. Más tarde, en plena refriega del caso «NOS» una abogada del Estado dijo que aquello, «Hacienda somos todos», no era más que un anuncio para la televisión. Estos días, el todavía ministro Montoro vuelve a señalar-tras la captura de truhanes y malandrines- que la Agencia Tributaria, en su función justiciera, no distingue personajes de gentes corrientes. Uno que vive ensimismado por la belleza del paisaje mariñano donde brota a flor do toxo, pone oído en las cantinas a los comentarios del pueblo. Siempre presumo de pertenecer a una generación, de la escuela de San Ciprián, con un perfil de hombre duro y trabajador, pero muy al tanto de esa tradición oral que rememora acontecimientos dignos de ser trasladados a escritos para la posteridad, pero también de la opinión del paisanaje sobre pensamientos, palabras y obras que, en tiempos del nacional catolicismo, eran herramientas para pecar.     

   Me encuentro en un cruce de caminos. De una corredoira llega la noticia según la cual tener dinero en paraísos fiscales no es un delito-Panamá-. De otro sendero, entre eucaliptos, antes maizales, llega que la hucha de las pensiones tiene sus días contados-2018-. Trato de evitar a la Santa Compaña del miedo y la indignación, subiéndome a un Peto de Ánimas-confianza en las cifras del crecimiento económico y el empleo-, pero descubro que el pasado 2015, con un crecimiento de más del 3% del PIB y una caída de las cifras de parados, el déficit público del reino de España casi roza el 100% y que en microeconomía-torear un sueldo o una pensión para llegar a fin de mes- el Estado español se ha vuelto promotor de pobres, deudor a la Troica, insolvente para garantizar una pensión digna a los que hemos cotizado más de 40 años a la Seguridad Social-Mi generación-. Mientras a los jubilados nos hacen pagar el IRPF- que está considerado como una doble imposición- ya que no es renta de trabajo y como tal ya pagamos- las grandes empresas, fortunas y sueldazos, siempre les queda ser clientes de banco o despacho de abogados, expertos en ingeniería fiscal para escaquear la contribución a los ingresos fiscales del Estado, que luego permiten disponer de: sanidad, educación, servicios sociales y pensiones. 

   ¿Qué podemos hacer? Evitar que nos engañen. Nos podrán quitar los ahorros, los derechos sociales, la confianza en los que mandan, la fe en la justicia, pero nunca nos quitarán la libertad...de mirar a la mar y notar o vento mareiro en nuestra piel curtida por el paso del tiempo trabajando.