Los Fernández Rocha, tabaqueros de Reinante entre los más ricos en Cuba

MARTÍN FERNÁNDEZ VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

Su trabajo, su carácter emprendedor y las relaciones establecidas hicieron que en 1958 la familia Fernández Rocha fuese una de las más ricas del país

15 ene 2017 . Actualizado a las 10:25 h.

José Fernández Rocha nació en 1867 en Reinante (Barreiros). Eran seis hermanos -tres hombres y tres mujeres- y emigró con solo 14 años a Cuba donde se casó con Emelina del Riego y tuvo tres hijos, René, Francisco y Graciela.

Su trabajo, su carácter emprendedor y las relaciones establecidas tras matrimonios con descendientes de hacendadas familias cubanas hicieron que en 1958 la familia Fernández Rocha fuese una de las más ricas del país. Así lo constata «Los propietarios de Cuba 1958», el censo de los 550 empresarios más importantes de la isla en esa fecha.

El patriarca, que falleció en 1937, fue tesorero de la Asociación de Almacenistas y Cosecheros de Tabaco, ejecutivo de la Compañía Nacional de Seguros La Mercantil y, sobre todo, exitoso fabricante de tabacos.

Entró en ese mundo cuando compró al inglés Christian Ehlers en 1893 la fábrica El Crepúsculo, que algunas fuentes señalan que fuera fundada por su tío José Fernández Blanco. La adquirió en sociedad con Pepín Rodríguez, un emigrante de Colloto (Asturias) que fue el mayor vendedor de habanos de la historia y uno de los grandes empresarios españoles de comienzos del siglo XX.

La sociedad Rocha, Rodríguez y Cía situó al emigrante de Reinante en la élite de la industria tabaquera cubana. Fue gerente de ella, en los años 20, Urcelino Rodríguez Debén (A Devesa, 1895) que había llegado a Cuba en 1910.

En 1905 compró -asociado con Rafael García Márquez- La Gloria Cubana, uno de los habanos más antiguos de Cuba, creado por Cabañas y Castro S.A. en 1885. La marca se asociaba a la calidad pues era uno de los pocos puros hechos a mano con hojas de las vegas de Vuelta Abajo, una zona de Pinar del Río considerada la mejor productora de tabaco en rama de la isla.

Pepín Rodríguez consiguió para La Gloria Cubana varias medallas de oro en ferias y certámenes internacionales y la introdujo en el selectivo mercado inglés, lo que catapultó su producción y su comercialización.

Tras la muerte de Rocha, la familia Cifuentes y el ortegano Pancho Pego Pita, dueños de Partagás, compraron en 1954 esa marca y también Bolívar, otra que creara Rocha en 1901 en honor del líder que liberó Sudamérica del dominio español. En 1959 fueron expropiadas por Fidel Castro.

Quinto en el ránking

Del nivel y de la posición económica alcanzada por J. F. Rocha da idea el hecho de que en la Balanza Comercial de Cuba de 1934 ocupaba el quinto lugar en el ránking de los 110 mayores exportadores de habanos. La clasificación la encabezaba Cifuentes, Pego y Cía (Partagás) con 7,3 millones de unidades exportadas y un valor de 796.040 dólares. Seguían Romeo y Julieta (Pepín Rodríguez) con 6,7 y 721.066 dólares; Por Larrañaga, 4,2 y 276.899; H. Upmann con 3,1 y 299.803; y J. F. Rocha y Cía, con 2,3 millones de unidades exportadas y un valor de 256.694 dólares.

martinfvizoso@gmail.com FOTOS: Archivo de Martín Fdez y Archivo Familia Fernández-Rocha

Tres hijos emparentaron con hacendados cubanos

El patrimonio de los Fernández Rocha no se circunscribe al generado por el patriarca sino que incluye el de sus tres hijos tras contraer matrimonios con descendientes de poderosas familias cubanas.

El mayor, René Fernández-Rocha Del Riego, tenía un año antes de la Revolución Cubana la fábrica de tabaco J. F. Rocha S. A., con la marca La Gloria Cubana, sita en Campanario número 315, y era socio, al 50%, de la central azucarera Mercedita. Se había casado en 1937, en primeras nupcias, con Mercedes Gómez Mena, hija de Alfonso Gómez Mena, uno de los mayores hacendados de cuba, propietario de la Compañía Azucarera Vivanco y presidente de la Compañía General de Ingenios S.A. que ocupaba a 3.700 trabajadores en colonias de Sagua La Grande, Matanzas, Güines, etc... Con su primera mujer y con Alfredo Rodríguez Bernal, administrador de la mencionada Central Mercedita, René creó una nueva sociedad para el cultivo y comercialización de grandes producciones de arroz en Güines. Su segunda mujer fue Estela Santeiro Rodríguez, de una familia de abolengo cubano con grandes propiedades en la isla en y en Florida. René no tuvo hijos con ella pero sí cuatro (Magda, Graciela, Mercedes y René) con Mercedes Gómez Mena.

El segundo hijo del emigrante de Reinante, Francisco Fernández-Rocha del Riego, se casó en 1936 con Carmen Martínez, falleció en 1943 y fue vicepresidente de la Compañía Nacional de Seguros La Mercantil.

Y la tercera, Graciela, estaba casada con Esteban Zorrilla Reboul, propietario de la famosa fábrica de cervezas La Polar.

El patrimonio de los Fernández Rocha rondaba los 100 millones de dólares, según el censo elaborado por Guillermo Jiménez Soler, escritor, fundador del PCC y del Directorio Revolucionario. La relación -que incluye a la oligarquía empresarial y financiera que detentaba el poder económico en el momento de la revolución castrista- detalle que de los 550 empresarios reseñados 68 eran españoles y, de ellos, cinco de A Mariña: de Ribadeo, Barreiros, O Valadouro, Viveiro y O Vicedo.

La sociedad que formó con «Pepín» Rodríguez fue clave en su éxito

En el triunfo económico de J. F. Rocha tuvo un papel decisivo la sociedad que formó con Pepín Rodríguez, un emigrante nacido en Colloto (Asturias) en 1866 que llegó a ser uno de los grandes filántropos asturianos. Donó escuelas a su pueblo, la carretera que unió Roces con Colloto y ayudó con trabajos y beneficencia a sus vecinos que, agradecidos, le erigieron una estatua en 1940.

Don Pepín fue director comercial de la prestigiosa empresa Cabañas y Carvajal lo que le facilitó enormes contactos. Eso le posibilitó independizarse y tener una firma propia, la popular Romeo y Julieta. No dejó de viajar y promocionar productos en Europa y Sudamérica, llegando a vender toda la producción de sus fábricas -La Leita, Flor de Rodríguez Arguelles, Don Pepín, His Majesty, María Guerrero...- que, por los años 20, ocupaban a 1.400 trabajadores. Era coetáneo, vecino y compañero de aventuras y desventuras migratorias con José F. Rocha. En 1893 se asociaron para comprar El Crepúsculo y comercializar las marcas de Rocha, La Gloria Cubana y Bolívar. Y ahí comenzó el éxito del emigrante de Reinante que unió a su buen hacer la eficaz labor comercializadora de su amigo Pepín.

El empresario asturiano dejó Cuba a finales de los años 30 y se instaló en una mansión que compró en París. Dejó la empresa a su sobrino Hipólito Rodríguez que la regentó hasta que Castro la intervino en 1960 y la incorporó a la sociedad estatal Cubatabaco. Don Pepín, hombre sencillo y afable, tenía gran instinto comercial y capacidad creativa.

Fue un adelantado a su tiempo, un innovador en márketing y publicidad. Murió en Madrid en 1954.