La Fiscalía incluye entre las supuestas víctimas del falso médico Coté a una niña de tres años

Carmela López
CARMELA LÓPEZ FERROL / LA VOZ

A MARIÑA

MARCOS CREO

Estaba con sus padres en la clínica y, a simple vista, le diagnosticó una escoliosis

15 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Una niña de tres años es la supuesta víctima más joven de las prácticas del falso médico ferrolano José Manuel Pérez -Coté-, para el que la Fiscalía solicita 334 años de prisión por delitos de intrusismo profesional, estafa, falsedad, blanqueo de capitales, contra la Hacienda pública, homicidio por imprudencia y lesiones con instrumento peligroso. La pequeña se convirtió en paciente de Coté cuando acompañaba a sus padres y a un hermano, residentes en A Coruña, a las consultas en la clínica que tenía abierta en Ferrol.

Según el escrito de acusación del fiscal, aprovechando su presencia en el local le diagnosticó, a simple vista y con solo tres años, una escoliosis. Posteriormente amplió ese diagnóstico a infecciones de garganta y hongos en los pies. Para el tratamiento de esas supuestas enfermedades, para el que acudió a consultas tres o cinco días por semana entre julio de 2007 y febrero de 2008, la sometió a inyecciones y a una supuesta extracción quirúrgica. Ninguno de esos tratamientos se encuentra descrito en la ciencia médica como válido para las patologías supuestamente detectadas por el acusado y no consta que le hubiesen ocasionado enfermedad o menoscabo físico alguno a la víctima más allá del dolor propio de su aplicación.

Esta niña es uno más de los 129 casos de personas tratadas por Coté que se refieren en la acusación de la Fiscalía, en la que hay más supuestas víctimas que también fueron diagnosticadas y tratadas pese a que solo acudían a la clínica como acompañantes. Es el caso de una mujer de Burela, que entre septiembre de 2005 y febrero de 2008 acudió a las consultas del falso médico, a pesar de que no estaba aquejada de ninguna enfermedad y en principio solo acompañaba a su marido. El acusado le manifestó que la veía muy delgada y desde ese momento le diagnosticó sucesivamente fibrosis intestinal, escape de un riñón, fuga vertebral, displexia -estas tres últimas enfermedades no constan en el argot médico-, sinusitis, crisis nerviosa o «baile de San Vito», meningitis, afta y cáncer de lengua. Para el tratamiento de estas supuestas enfermedades la sometió a manipulaciones, acupuntura e inyecciones en todo el cuerpo, incluida la cavidad oral. A consecuencia de unas infiltraciones en la flexura del codo, la perjudicada sufrió un cuadro de distrofia en grado severo en el antebrazo y la mano, conocido como «mano de garra». También le practicó al menos tres incisiones quirúrgicas con aplicación de puntos de sutura en la frente, la nuca y la boca. La mujer abonó por estos tratamientos alrededor de 50.000 euros.

Trasplante de células

Entre los perjudicados que relaciona el fiscal también figuran tres hermanos de Ponferrada, menores de edad, a los que sus padres desplazaron uno o dos días por semana a Ferrol entre el 2003 y el 2006. Dos de ellos estaban aquejados de fiebre reumática y a uno de ellos le extirpó un lunar que diagnosticó de «características malignas» y después le realizó lo que el acusado denominó un «injerto de piel», consistente en un raspado en la epidermis de una nalga y su posterior aplicación en el hueco. Al tercer hermano, que padecía una amigdalitis, le diagnosticó una leucemia y le realizó una supuesta operación de trasplante de células por el que los padres abonaron 15.000 euros.

Otros dos hermanos de Astorga también figuran en la relación del fiscal. Uno de ellos tenía papilomas en la planta del pie y el acusado le diagnosticó virus del papiloma humano y condilomas precancerígenos en la zona anal y perianal. Le practicó dos supuestos injertos consistente en raspado de piel de la cadera con un bisturí, la recogida del producto en un trozo de papel de plata y el vertido del mismo sobre la zona supuestamente necrótica del pie, seguida de la prescripción de muletas durante meses. También le practicó una incisión quirúrgica en el ano y en la planta del pie. A su hermana, que en principio no estaba aquejada de ninguna enfermedad, a la vista de una verruga en un pie, le dijo que padecía una infección por papilomas en los pies y en el ano, extendida a ambos pechos, que podría derivar en un cáncer de útero y le hizo tratamientos y una supuesta biopsia en el ano.

A una mujer que acompañaba a su marido la trató

de un presunto

cáncer de lengua