Los dos viajes de Cunqueiro a la emigración y la ruptura de su amistad con Celso Emilio

MARTÍN FERNÁNDEZ

A MARIÑA

«Es un título de honor», dijo allá sobre la palabra «gallego»

24 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Álvaro Cunqueiro hizo dos viajes a la emigración para impartir conferencias con motivo del Día de Galicia. Uno fue el 17 de julio de 1967, invitado por el Centro Gallego de Buenos Aires, y el otro, en julio de 1969, reclamado por la Hermandad Gallega de Caracas.

Del primero, regresó asombrado y orgulloso de la fuerza, los servicios y el prestigio de los gallegos en Argentina. Y del segundo, volvió con un amigo menos, Celso Emilio Ferreiro, con quién cultivara una gran amistad durante 35 años.

El 11 de agosto de 1967, varios periódicos recogían en portada declaraciones a Cifra de Cunqueiro -entonces ya una celebridad nacional- con sus impresiones del periplo bonaerense en el que estuvo acompañado por el presidente del Centro Gallego de Madrid, el general Lobo Montero.

«Es el momento social más alto de los gallegos en Argentina», decía. «Si la palabra gallego tuvo en algún momento un matiz peyorativo, hoy es un título de honor que ostentan con legítimo orgullo todos los españoles. He ido como invitado del Centro Gallego de Buenos Aires a las jornadas que se celebran tradicionalmente alrededor del 25 de julio».

Tres charlas en Buenos Aires

La directiva del Centro Gallego que lo convidó estaba presidida por el pontevedrés Ramón Mourente y formaba parte de ella Víctor Riveira Blanco, un emigrante natural de Cordido (Foz). Cunqueiro resaltó la importancia económica y social de los gallegos en Argentina, entonces el país líder del Continente. «Se dice que el presidente del Centro Gallego de Buenos Aires es la persona más importante del país, después del presidente de la República. El centro mantiene unas instituciones asistenciales de primer orden que no tienen parangón en Argentina. Son impresionantes», afirmaba.

Según la revista Galicia, en Buenos Aires, pronunció tres conferencias a cual más exitosa. La primera, en el diario La Prensa, titulada «Estructuras del mundo mágico gallego». La segunda, en la Sociedad Argentina de Escritores, presentado por Blanco Amor, sobre «Personajes del Dante en el Camino de Santiago».

Y la tercera, en lengua gallega, en el Salón Castelao del Centro Gallego, sobre «Galicia: vivir como Finisterre». En ella defendió que no hubo una vida estrictamente estatal en Galicia, ni un Estado organizado. Criticó la acción de los Reyes Católicos al operar la unidad con un sistema «brutal» y se detuvo en la leyenda del celtismo. Atribuyó a Pondal embriagarse con el aire céltico de los cantos de Ossian y «entonces, en Galicia, descubrimos que también nosotros podíamos pertenecer a esa raza legendaria, soñadora, utópica y lírica. ¿Por qué no?. Pero cuando ustedes vean a un gallego rubio y con ojos azules, no repitan nunca más que es celta: es descendiente de los suevos». Esta última charla la repitió en Uruguay, en la Casa de Galicia de Montevideo.

FOTOS: Federación de Sociedades Galegas y Centro Galego (Revista Galicia)

El Centro Gallego presidido por Ramón Mourente

le hizo la invitación

Diferencias ideológicas y de compromiso literario

martinfvizoso@gmail.com

La segunda visita de Cunqueiro a los gallegos del exterior fue en julio de 1969, después de obtener el Premio Nadal por Un hombre que se parecía a Orestes. Era habitual colaborador del programa radiofónico Sempre en Galiza, de la Hermandad Gallega de Venezuela, por lo que fue invitado por ésta para participar en los actos del 25 de julio. La prensa recogió su actividad. La Embajada de España en Caracas le ofreció un cóctel, dio charlas patrocinadas por el Instituto de Cultura y Bellas Artes, asistió a la inauguración de la Semana Gastronómica Española que se celebró aquellos días y fue objeto de grandes agasajos por instituciones y centros gallegos y por la Academia Venezolana de la Lengua.

En el viaje se consumó -aunque entonces no trascendió- la ruptura de relaciones entre él y Celso Emilio Ferreiro, que había tenido problemas con la Hermandad Gallega de Venezuela -a la que se había incorporado laboralmente cuando se trasladó a Caracas en 1966- debido a su militancia nacionalista y a su papel de fundador de la UPG. Celso Emilio militó luego en el PSG y en 1979, tres meses antes de morir, se afilió al PSOE. Su amistad con Cunqueiro se había iniciado en Santiago en 1934 y había sido cultivada por ambos escritores durante 35 años.

En términos de compromiso y literatura, Celso Emilio abogaba por implicarse frente al régimen franquista mientras Cunqueiro se inclinaba por una literatura más culta y atemporal. En Faro de Vigo, periódico que dirigía Cunqueiro, Celso Emilio publicó un tremendo alegato poético, titulado «El hermoso rostro del país», tomando el título de una sección del diario que trataba de resaltar las bellezas de Galicia. Su poema fue un rejonazo a esa visión del país, que ocultaba los problemas de Galicia. Su libro Viaxe ao país dos enanos, de 1968, es una de las interpretaciones de su enemistad con Cunqueiro. En él también ajusta cuentas con sectores de la emigración gallega en Caracas por su falta de interés por la cultura del país

«Una siria en Ribadeo» y la novela «A casa» sobre la diáspora gallega que no se publicó

Cuando viajó a Caracas en 1969, Cunqueiro anunció, en una nota publica en ABC el 29 de julio de 1969, que estaba acabando una novela en gallego titulada A casa. Fue su amigo Fernández del Riego quién aclaró que se trataba de una narración en la que pretendía relatar la última noche transcurrida en su propia casa por los miembros de una familia de emigrantes momentos antes de partir hacia América en busca de trabajo, cada uno con sus propios recuerdos y esperanzas a cuestas.

Pero la anunciada obra -que hubiera llenado el vacío de una gran novela de la emigración gallega- nunca se publicó. En la obra de Cunqueiro, los emigrantes pululan por obras de su trilogía rural -Escola de menciñeiros, Xente de aquí e de acolá y Os outros feirantes- y otras escritas ad hoc para diversas instituciones.

Ellas conforman una peculiar comedia humana formada por labradores, artesanos, capadores, curanderos, emigrantes y una variopinta fauna de tipos más o menos extravagantes que Cunqueiro retrata y recrea para elevarlos a joyas literarias. Una de las protagonizadas por emigrantes es Una siria en Ribadeo que se publicó en las Historias Gallegas de Álvaro Cunqueiro, editadas por el BCI en 1981.

Colaboraciones en medios

En la prensa emigrante, colaboró con cierta frecuencia. Sobre todo en Galicia Emigrante -la revista publicada entre los años 1954 y 1959 en Buenos Aires y el programa de radio, en antena de 1954 a 1971, ambos dirigidos por Luis Seoane y considerados la mejor publicación y la mejor audición radial de la emigración gallega- y en las revistas Elite y Saudade, editada en México con colaboradores como Velo, Luis Soto o Cabanillas.