Cecilio Bedía, el ejemplar militar de Viveiro que murió exiliado en Buenos Aires

MARTÍN FERNÁNDEZ

A MARIÑA

vida gallega

A los 16 años ingresó en la Academia de Artillería y en 1932 fue nombrado director general de la Guardia Civil

07 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«¡Modelo acabado de rectitud, lealtad, nobleza y patriotismo!». Así definieron los periódicos argentinos y españoles de Buenos Aires al general viveirense Cecilio Bedía Caballería cuando murió en 1953 después de catorce años de exilio tras la Guerra Civil. Alberto Vilanova, en su obra Los gallegos en la Argentina, lo definió como un «militar leal y pundonoroso». Y el cronista oficial de Viveiro, Carlos Nuevo, _su mejor biógrafo, que amplió y mejoró notablemente los datos del anterior_ lo calificó de «un militar exemplar» en un documentado y riguroso trabajo publicado en el Seminario de Estudios Terra de Viveiro.

Cecilio Bedía nació en Viveiro en 1868. A los 16 años ingresó en la Academia de Artillería y a los 21 ya era teniente. Su rectitud moral y su gran preparación hicieron que, tras la primera Guerra Mundial en 1914, las autoridades le encargaran modernizar e innovar las industrias militares españolas, entonces atrasadas y pobres. Y lo nombraron director de las de Trubia (Asturias), de cañones; Murcia, de pólvora; Oviedo, de fusiles; y la de Toledo, de armas.

Superado con nota ese encargo, fue destinado en 1920 como coronel a Pontevedra. Desde esa plaza se enfrentó a la Dictadura de Primo de Rivera que perseguía a su arma _de la que Bedía era un referente_ por no someterse a sus arbitrios.

El Dictador lo condenó a cadena perpetua y lo encerró en el fuerte de San Cristóbal, en Pamplona. Pero, al poco tiempo, por no crispar más el malestar social y militar, lo amnistió y le insinuó que debía pasar a la reserva. Pretendía así eliminar a uno de sus más firmes adversarios. Pero el viveirense se negó y el gobierno decretó por ley su retiro.

Azaña y la Guardia Civil

Cuando cayó la Dictadura, el prestigio de Bedía _un hombre íntegro, caballeroso, de gran sentido cívico y muy competente_ fue reparado y reintegrado al servicio activo. Fue ascendido a General y nombrado Gobernador Militar de Logroño, plaza en la que estaba al proclamarse la República. El propio Azaña lo nombró en 1932 Director General e Inspector de la Guardia Civil y dijo de él: «No es político, pero es leal, inteligente y pulquérrimo».

El viveirense realizó una gran labor _aunque tuvo que afrontar los graves sucesos de Casas Viejas_ y se mantuvo en el cargo, con diferentes gobiernos, hasta 1935 cuando alcanzó la edad reglamentaria de retiro. En su época, la Guardia Civil pasó a depender del Ministerio de Interior y no del de la Guerra como hasta entonces.

Al producirse el golpe militar de Franco, Bedía se puso a disposición de la República y ocupó cargos de responsabilidad. Terminada la Guerra, pasó a Francia y luego a Argentina. Nunca quiso regresar a España _a pesar de recibir ofrecimientos, promesas y garantías personales_ por su fidelidad a la legalidad republicana y su rechazo a la dictadura franquista.

Casares Quiroga participó en su homenaje en Covas

El general Cecilio Bedía fue el artífice de la construcción del cuartel de la Guardia Civil en la Misericordia, en Viveiro. Ese fue el motivo por el que la corporación municipal, presidida por el alcalde José Santiago, acordó en agosto de 1935 rendirle un homenaje, poner su nombre a la calle que va desde el Ecce Homo hasta el final del nuevo cuartel, colocar una placa en la casa donde nació y nombrarlo Hijo Predilecto de Viveiro.

El homenaje tuvo lugar el 2 de septiembre de 1935 en el Parque Salón de Covas, aprovechando que la familia Bedía estaba de vacaciones en la ciudad. Participaron unas doscientas personas y el acto estuvo amenizado por la Banda Municipal dirigida por Higinio Cambeses. Según la crónica publicada en el periódico lucense Alborada, en la mesa presidencial se sentaron, a la derecha del general Bedía, «el alcalde José Santiago, el exministro Santiago Casares Quiroga, don Carlos Parga, don Balbino Cerdeiras y don Fermín G. Priego. Y a su izquierda, don Jesús Noya, juez de instrucción; don Julio Murias, don Ramón Villar Ponte, don Salvador Pérez Labarta, don Fernando de Bedía, don José Casariego y el ex juez de Viveiro, señor García Gómez». Al término del homenaje, Pérez-Labarta _militar de Infantería_ leyó las adhesiones recibidas al acto y enviadas, entre otros, por el Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, el gobernador civil, el subsecretario de Obras Públicas, el Ayuntamiento de Burgos, de donde era la esposa de Bedía_, el ministro Hidalgo, Fernández Mato y Justo Taladrid.

La revista Vida Gallega publicó en su número 614 correspondiente al mes de octubre de 1935 una foto del homenaje a Cecilio Bedía en Viveiro que se reproduce en estas páginas. En ella figura el ilustre militar sentado, en la fila de abajo, en el centro, y rodeado, entre otros, por el alcalde, José Santiago, a un lado y por el ex ministro Casares Quiroga al otro. A un lado el párroco de Viveiro y, al otro, el alcalde de Xove, señor Rúa. Y detrás los hermanos Antón y Ramón Villar Ponte y otras personalidades que acudieron al acto.

Una familia acomodada con raíces en Ribadeo, Viveiro, Castropol, Mondoñedo y Alfoz

Cecilio Bedía Caballería nació en Viveiro el 22 de noviembre de 1868. Siguiendo al profesor Nuevo, sus datos familiares y biográficos son _con alguna otra contribución_ los siguientes. Era hijo de Urbano Bedía Cora, de Castropol (Asturias), y de Antonia Caballería Rey, de Viveiro, que tuvieron tres hijos: Cecilio, Josefa y Antonia.

Sus abuelos paternos eran Isidoro Bedía, de Salave (Tapia de Casariego), y Rosa Cora y Aguiar, de Lagoa (Alfoz), hermana de Gabriel Cora, señor de las Torres de Mañente (Foz), del Pazo de Carrocide, en Alfoz, y regidor perpetuo de Mondoñedo. Los abuelos maternos eran Antonio Caballería, de Lugo, y Josefa Rey Parga, de Mañón, una familia acomodada de Viveiro que tuvo cuatro hijos: Andrés, Nicolás, Antonia, la madre del general, y Guadalupe. Los padres del ilustre militar gozaban de buena situación económica. Disponían de rentas y propiedades, además del trabajo del padre como encargado de la empresa familiar, la Ferrería de Muras, municipio del que fue alcalde en 1870.

Diputado

Las obligaciones comerciales, industriales y políticas de Urbano Bedía _era también diputado provincial_ le obligaron a delegar en su cuñado, Andrés Caballería Rey, prestigioso abogado residente en Ribadeo que, junto a Segundo Moreno Barcia, era dirigente del republicanismo federal de la villa y fundador del periódico local El Ciudadano. Cecilio Bedía Caballería se casó en Burgos en 1902 con Fernanda Alfaro Alfaro y tuvo cuatro hijos que lo acompañaron en su exilio de Buenos Aires. Uno de ellos, José Bedía Alfaro, también oficial de Artillería en los años 30, propició y gestionó el regreso del cadáver de su padre a España en 1983, enterrado en el cementerio de La Almudena, en Madrid.