«Sacerdotes menores de 65 años hay 40 en la diócesis. Y parroquias, 422»

Inmaculada Eiroá González
INMA EIROÁ VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

p. losada

El mitrado, ante la falta de párrocos y vocaciones, ve necesario concentrar y reorganizar la atención pastoral

07 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El misionero claretiano Luis Ángel de las Heras cumple hoy un año de su ordenación como obispo de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol. Nombrado por el Papa Francisco, es el quinto obispo más joven del episcopado español.

-¿Qué me cuenta de este año?

-Está claro, al cumplir un año uno siempre hace balance. Yo he podido conocer muchas cosas de la diócesis pero noto que todavía no conozco todo. Todavía me falta conocer, vivir en gallego me falta mucho más (...).

-El día de su consagración, creo recordar, prometió que iba a aprender gallego.

-Sí, sí; lo he intentado, pero todavía no he aprendido. Sí que leo, digo la misa en gallego y hago el esfuerzo que puedo, pero no he podido dedicarme a ello como hubiera querido. Es un tema pendiente todavía, yo no lo descarto, necesito llevar más tiempo y decirle a la gente que me hablen en gallego, que algunos por cortesía, que son muy buena gente, me hablan en castellano...

-Ha tenido tiempo de tomar la medida a las fortalezas y debilidades de la diócesis. ¿Cómo está de ambas?

-Yo creo que hay una tradición de Iglesia muy viva, muy creativa, con mucho empuje. La debilidad es que es una iglesia que ha ido envejeciendo, como la sociedad, y también que se han despoblado algunas parroquias y eso hace que haya menor número de gente para participar. Todo esto obliga, primero, a que aún siendo mayores, sigamos teniendo ese empuje, pero un empuje que corresponde a la edad que tenemos. Y después, a que nos replanteemos el modo de hacer las cosas. No podemos seguir haciéndolo como siempre. Se impone ya una reestructuración de la atención pastoral de la diócesis, por lo tanto, la atención pastoral a las personas en cada una de las parroquias y que cada una de las personas tomen conciencia de que son ellas las que tienen que movilizarse para participar en su celebración cristiana. En algunas parroquias acuden a las celebraciones cuando va un sacerdote, pero si en su iglesia no se celebra no se preocupan de ir a otro sitio. Tenemos que tomar conciencia todos de que tenemos que desplazarnos o facilitar los desplazamientos para poder encontrarnos. Todo esto tenemos que trabajarlo, es el reto fundamental. Necesitamos más pastorales, reorganizarnos mejor, necesitamos centros de atención pastoral (...) en pocos años hay que dejar esto estructurado según los que somos, las necesidades que hay y las fuerzas que tenemos y también según el número de sacerdotes que va habiendo, que disminuye, y no hay vocaciones. Es una realidad. De todos modos hay que seguir trabajando por las vocaciones (...). Hay que poner todo el empeño, el esfuerzo, la confianza, la fe, la ilusión, en la tarea de la Iglesia.

-¿Cuántos sacerdotes hay en la diócesis?

-En la diócesis hay unos 140, contando los jubilados, algunos de ellos ya están fuera del territorio de la diócesis (...), pero trabajando directamente en la diócesis, en activo, alrededor de cien. Y parroquias hay 422. Lo de cien, contando los sacerdotes con 90 años que están colaborando. Para que nos hagamos una idea más clara, sacerdotes menores de 65 años hay 40. Este es el dato más significativo (...). Es un grito en el cielo, es una situación que obliga a replanteárselo todo de arriba a abajo y a que la gente vaya comprendiendo que no hay sacerdotes para poder atender. También es verdad que aquí los sacerdotes mayores son gente muy trabajadora; hay que quitarse el sombrero, son ellos los que con tal de que una parroquia esté atendida son capaces de ir con 90 años, con sus achaques, a un entierro, una celebración, una fiesta, lo que sea. Gracias a ellos, tan entregados todavía, hay asistencia, pero realmente los sacerdotes en edad laboral mira los que son. Si tuviera que distribuir 422 parroquias entre 40 sacerdotes, dime como lo haría. Esa es la realidad, pero esa es una realidad que no me desilusiona, sino que me hace pensar que tenemos que hacer las cosas de otra manera. Hay que concentrar la atención pastoral en lugares que sean equidistantes, con fácil acceso de comunicación. Es lo que hay que preparar. Pero cuando una persona lo necesite haremos el esfuerzo de que esté un sacerdote, esté donde esté.

«No tengo Instagram, pero el de la diócesis es prácticamente mío»

-¿Tiene usted Instagram? Una compañera pide que se lo pregunte.

-Pues no, no lo tengo, pero tampoco tengo mucho tiempo (...). Pero el Instagram de la diócesis prácticamente es mío, que ponen un montón de fotos mías (risas).

-Pero si se maneja bien con las redes sociales, ¿no?

-Con Twitter y Facebook hago mis pinitos, porque yo tuiteo algunas cosas que me parece importante dar a conocer o decir una opinión; es un medio que está reconocido como una manifestación publica.

-Ha probado la cocina de aquí ¿tiene ya algún plato favorito?

-Toda la cocina gallega es buena; es que se come muy bien en Galicia. El pulpo es muy bueno..., en Ferrol hay unos calamares, los chocos, que son buenos. Pero luego hay un cocido en A Terra Chá que es una cosa que yo nunca había probado en mi vida, inimaginable e insuperable.

«He aceptado casi todas las invitaciones que he tenido a participar en actos y visitas a parroquias»

-Usted venía de Madrid, donde se forjó su carrera, su labor social, ¿Cómo aplican en la diócesis aquella manera de hacer?

-Lo estoy aplicando tal cual. Yo no soy de despacho, allí aprendí, sobre todo cuando estuve en los años de parroquia, en la pastoral, a estar con la gente y a conocer las cosas directamente. Y eso es lo que he hecho durante este año. He aceptado casi todas las invitaciones, diría un 98 %, que he tenido a participar en actos, en celebraciones y visitas a parroquias. Eso me ha hecho tener un contacto directo con las personas y estar en medio de la gente. Además he tenido la facilidad de hacerlo porque la gente lo ha querido, me ha invitado, es una de las sorpresas más agradables que me he encontrado, que todo el mundo estaba deseando que yo estuviera con ellos (...). Y luego hay otra cosa importante, Cáritas y todo lo que significa Cáritas y el ejercicio de la misericordia y la acción samaritana de la Iglesia de estar con los más pequeños, los más desfavorecidos, para mi es fundamental, Esta iglesia de Mondoñedo-Ferrol también es muy comprometida en todo eso y yo he podido sentirme muy a gusto en ese sentido. No tengo nada nuevo que aportar, sino sumarme a esa carrera en favor de los más necesitados. -¿Ve necesidad en la sociedad?

-Veo mucha necesidad. Veo un poco de desesperanza, de derrotismo. (...) Vas a lugares, justamente Mondoñedo-Ferrol, florecientes en otros tiempos y que ahora han caído en población, en posibilidades laborales; necesitan resurgir, desarrollarse. Es la realidad que voy viendo (...).

-¿Va a hacer reestructuraciones?

-En julio voy hacer algunos cambios de párrocos y nombramientos; habrá alguna novedades en organización en la coordinación de la diócesis, espero hacerme comprender en un nuevo modo de trabajar. A ver si puedo ayudar a caminar en una mayor colaboración en un trabajo en equipo y para aunar esfuerzos también, Si hay escasez de personas hay que buscar eficacia.

-¿Cómo lleva que la gente esté pendiente de si el obispo está más en Ferrol o en Mondoñedo?

-Lo llevo bien. En Ferrol me dicen, ‘le gusta a usted mucho Mondoñedo’ y en Mondoñedo, ‘está usted mucho en Ferrol’. Están contentos o descontentos en los dos sitios. Yo, a gusto, porque la gente no me ha recriminado nada por el momento. Ha visto que estoy en los dos lugares, pero también tengo que estar en Viveiro, Burela, Ortigueira, moverme por todas partes...