Aurora Sampedro, de Barreiros, la única mariñana en la Residencia de Señoritas de Madrid

Martín Fernández

A MARIÑA

cedida

Solo 38 gallegas entre 1.175 mujeres del centro entre 1915 y 1936

20 ago 2023 . Actualizado a las 21:59 h.

Aurora Sampedro Piñeiro, de Barreiros, y Maruja Mallo, de Viveiro, fueron las únicas mariñanas entre las 33 gallegas que estudiaron en la Residencia de Señoritas de Madrid entre 1915 y 1936. El centro, el primero con carácter oficial, fue creado en 1915 por la Junta para la Ampliación de Estudios (JAE) para fomentar la enseñanza universitaria entre las mujeres. Las dos convivieron en él en los años treinta. Aurora -soltera, viajera y discreta- fue una investigadora y doctora en Químicas que nació y murió en A Mariña y, aunque vivió en Madrid, frecuentó la comarca. Maruja, pintora y artista, nació en Viveiro y pasó su infancia entre esta ciudad y Corcubión. Era extrovertida, se relacionó con Miguel Hernández, Alberti o Neruda y tuvo el apoyo del exilio republicano y su entorno. Ambas fueron cultas y libres, fuertes e independientes. Sus vidas muestran que no hay un solo camino al Sur. Aunque una tenga fama y reconocimiento. Y la otra ni una mención ni una placa. La historia de la mujer también se escribe con intereses y olvidos. O, si lo prefieren, con olvidos e intereses.

Aurora era hija de un comerciante maragato, Francisco Sampedro Fuente, O Mornelo, que se casó en Benquerencia (Barreiros) con Antonia Piñeiro Moreda y tuvieron cinco hijos: Josefa, casada con Manuel Díaz Otero, padres del alcalde Manuel Díaz Sampedro; Atilano, que tuvo una empresa de comercialización de huevos y al que, tras la guerra, el franquismo le censuró el rótulo de su furgoneta: “Para huevos grandes y frescos, Atilano Sampedro”; Dominica, desposada en San Cosme con Jesús, guardia civil; Aurora; y José, que regentó un molino en Cervo con su mujer, Francisca Gradaílle, su hija Otilia y el marido de ésta, Emilio.

Doctora, accidente y muerte

De los cinco hermanos, la única con estudios superiores fue Aurora. Hizo Peritaje Industrial y Químicas en la Residencia de Señoritas entre 1930 y 1935. La guerra truncó aquel modélico centro y ella logró, en la dura posguerra, una de las cuatro becas de la Fundación March -con Carlos Sánchez de León, Carmen Gomis y Siro Arribas- para investigar, bajo la dirección del compostelano Camilo Barcia Goyanes, en la Sección de Radioquímica de la Universidad de Madrid. Publicó estudios, opositó a Cátedras de Física y Química en 1948 y en 1977 la Real Academia de Doctores la nombró Correspondiente de Ciencias Experimentales.

Aurora Sampedro dedicó su vida a la ciencia, no se casó ni tuvo hijos. Recorrió varios países pero en verano pasaba tiempo en casa de su hermana Josefa en Benquerencia. Era reservada y autónoma y, desde joven, disponía del carné de conducir. Tenía un Seat 127 con el que se desplazaba por A Mariña y que dejaba en invierno en Barreiros. El 30 de junio de 1998, cuando regresaba de la playa conduciendo su coche, chocó contra una tajea y se desnucó. Murió en el acto. Tenía 86 años.

 38 gallegas entre 1.175 mujeres del centro entre 1915 y 1936

La Residencia de Estudiantes de Madrid fue el principal núcleo de modernización científica y educativa de España. Entre 1910 y 1939 aplicó las ideas renovadoras del Krausismo y la Institución Libre de Enseñanza. En su Patronato figuraban Menéndez Pidal, Ortega o Juan Uña y alguno de sus alumnos fueron Buñuel, Lorca, Dalí, Severo Ochoa...

En 1915 se creó el Grupo Femenino, la llamada Residencia de Señoritas para diferenciarlo de su homólogo masculino. En ese momento, el número de universitarias era escaso en España pues el acceso de la mujer a la Universidad sin tener que pedir permiso a la superioridad y con iguales derechos que los varones databa de 1910. El éxito del centro, que dirigía María de Maeztu, fue grande: pasó de 30 alumnas en 1915 a 297 en 1935. En total, pasaron por ella 1.175 alumnas desde 1915 hasta 1936. Las gallegas fueron 33 según Raquel V. Ramil a partir de los Archivos de la Residencia. Un bajo porcentaje que se explica por motivos económicos, la lejanía de Madrid, el lento acceso de las gallegas a la Universidad y la preferencia por el distrito de Santiago. La mayor parte de las que se formaron en Madrid eran de clase media acomodada, hijas de empresarios, médicos o funcionarios que deseaban para sus hijas una educación esmerada y podían pagarla.

Entre sus alumnas figuraron abogadas como Matilde Huici; políticas como Victoria Kent; pedagogas como Carmen Castilla; científicas como María García Escalera; o periodistas como

Josefina Carabias y Mariluz Morales. Y entre sus profesoras, María Zambrano, Clara Campoamor o Concha Méndez, entre otras. La Residencia se relacionó con la Federación Internacional de Mujeres Universitarias; la Liga de las Naciones sobre Derechos de la Mujer o la International Woman Suffrage Aliance, entre otras. Al estallar la guerra, sus instalaciones de la calle Fortuny se hallaban vacías por las vacaciones de verano y se utilizaron como hospital y orfanato. María de Maeztu presentó su dimisión y marchó al exilio.

Maruja Mallo nació en Viveiro, pasó su infancia entre la villa y Corcubión y se exilió en Argentina

Maruja Mallo -que, en realidad, se llamaba Ana M. Gómez González- nació en Viveiro en 1902.

Su padre, Justo Gómez Mallo, era un funcionario de Aduanas casado con la viguesa Pilar González Lorenzo. La niña vivió en Galicia sus años de infancia: primero en Viveiro y luego con unos tíos en Corcubión hasta que sus padres la reclamaron en 1912 ya destinados en Avilés.

En su juventud, pasó temporadas en Beluso (Bueu) con su novio y, al estallar la guerra, vivió con unos tíos en Vigo hasta que marchó a Argentina.

Estudió con una beca de la Diputación de Lugo en la Academia de Bellas Artes de San Fernando donde conoció a Dalí, su introductor en la Residencia de Estudiantes. Mujer abierta, despreocupada y alegre, mantuvo relaciones con intelectuales, frecuentó tertulias y círculos culturales y políticos. En 1931 una pensión de la JAE le permitió estudiar decoración teatral en París. Allí conoció y trató a Breton, Paul Éluard, Miró, Chirico, Picasso y Louis Aragón.

De regreso a Madrid, impartió clases de Dibujo en el instituto de Arévalo, en la Escuela de Cerámica de Madrid y en la Residencia de Señoritas donde vivía. Fue un icono de las vanguardias culturales y sociales. En la guerra, formó parte de las Misiones Pedagógicas y en 1938 denunció la represión falangista en Galicia. Vivió exiliada en Argentina, viajó por Chile, Uruguay, Brasil y Estados Unidos y regresó a España en 1964. En ese tiempo, pintaba y dibujaba viñetas para la Revista de Occidente y colaboraba en prensa. Después de la Transición, en 1982, le fue concedida la Medalla de Oro de Bellas Artes y murió en Madrid, a los 93 años.

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