Aparecen las primeras orugas gigantes también en A Mariña

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso RIBADEO / LA VOZ

RIBADEO

Manuel Álvarez, con la oruga gigante que descubrió en un seto de su cada, en Reverte (Ribadeo).
Manuel Álvarez, con la oruga gigante que descubrió en un seto de su cada, en Reverte (Ribadeo). j.a.< / span>

Un vecino de Ribadeo encontró un ejemplar de unos nueve centímetros

01 ago 2015 . Actualizado a las 23:10 h.

La Acherontia Atropos, la oruga gigante que se transforma en una crisálida de la que surge la conocida como mariposa de la muerte -no por su peligro, sino por la marca en el tórax que recuerda a una calavera- ha llegado a A Mariña. La noticia de la presencia en Galicia de este lepidóptero, originario del África tropical que realiza migraciones periódicas al continente europeo, saltó hace unos días al descubrirse ejemplares en plantaciones de patatas en Portomarín. Ayer, un vecino de Ribadeo, Manuel Álvarez, halló uno en un seto en su casa de Reverte, en las afueras del casco urbano. Se trata de una oruga de unos nueve centímetros de longitud -pueden alcanzar en esta fase hasta 12 en las hembras-, que como todas destacaba, además de por su tamaño, por su vistosa pigmentación. Cómo llegó a Ribadeo es una incógnita, aunque Manuel se inclina a pensar que pudo venir como un huevo en el seto que adquirió en un vivero, y con el paso de los días se transformó en larva.

La presencia en Lugo de la mariposa de la muerte es inusual, pero ahora se cree que es posible que se pueda extender.

Esta mariposa de vuelo nocturno se hizo especialmente popular a raíz de la película El silencio de los corderos, ya que era la que ilustraba el cartel que la anunciaba. También se veía en algunas escenas.

Manuel Álvarez explicaba ayer que no ha visto ninguna más y comentaba la voracidad que demuestra la oruga. El mayor problema que representan son los estragos que pueden ocasionar en las cosechas, al devorar tallos, patatas o tomates. De hecho, Manuel la descubrió tras sorprenderse durante varios días por las deposiciones, con formas de semillas, que aparecían cada mañana junto al seto. No encontró explicación hasta que ayer, finalmente, vio a la oruga, que guarda en un recipiente de cristal.