El cambio de guardia en el Obradoiro

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa SANTIAGO / LA VOZ

ANDAR MIUDIÑO

PACO RODRÍGUEZ

El club encara un momento clave de la temporada después de un verano con notables variaciones en la estructura y el modelo de gestión

06 feb 2024 . Actualizado a las 21:58 h.

El Obradoiro de esta temporada es el mismo club de la pasada, y de las anteriores, pero en verano hubo un cambio de guardia y de filosofía que comporta reajustes en su ecosistema. De alguna manera, pasó de una etapa de diez años en la que las decisiones se circunscribían a una máxima, la de que la entidad es la que debe sostener al primer equipo, para entrar en otra que invierte esa ecuación, más en la línea de que el primer equipo debe ser el sostén del club.

Durante la década de José Luis Mateo en la dirección general de Sar, que incluía también la parcela deportiva, el método de trabajo fue siempre el mismo. En las reuniones periódicas del consejo de administración se ponían sobre la mesa todos los asuntos de más calado y los más urgentes. Y una vez que se tomaban las decisiones, se diluía el debate. Quedaba claro el camino a seguir y el cierre de filas. Y siempre haciendo de la permanencia el principal objetivo, sin renunciar a metas mayores.

En esa época dos fueron los consejeros que más se alinearon con esa manera de proceder. Uno, Javier González, en representación de Cenor. El otro, Óscar Rodríguez, de Espina y Delfín, el que más se veía en los actos de representación institucional junto al presidente, Raúl López, y también cuando él no podía acudir. Ninguno de los dos está ya en el club. El primero, porque tuvo que cesar cuando acabó su etapa en Cenor. El segundo argumentó que necesitaba más tiempo para dedicar a su empresa y que por eso tenía que dejar la entidad.

Entre medias, José Luis Mateo también puso punto y final a una década en Sar. Ya había avisado un año antes, pero le pidieron que siguiese una campaña más. Y esta vez ya no hubo prórrogas.

El verano fue tiempo de reestructuración. Así la explicaba Pepe Casal, presidente de la Fundación Obradoiro, en la Cadena Ser: «Ha habido cambios que han sido positivos y eficaces. Mariano (jefe de prensa) es un tío con experiencia, mucho oficio y mucho conocimiento del periodismo y Santiago. En el tema de márketing creo que se ha mejorado. Edu Pascual, a nivel personal, como comunicador y como persona accesible, es completamente diferente a Mateo, mucho más cerrado y difícil el poder hablar con él. Raúl y algún consejero más, como Rafa y Petene, están haciendo un esfuerzo grande a nivel de dirección. Quizás los cambios llegaron un pelín tarde, pero creo que el funcionamiento y el engranaje van a mejorar. Estoy convencido».

Son los nombres propios que tomaron peso en esta nueva etapa, en la que el club elevó su presupuesto para buscar una plaza en competición europea a través de la fase previa. Entendieron que el proyecto necesitaba nuevos estímulos para revitalizar la masa social.

También entendían que ese cambio debería pasar por el banquillo y por poner punto y final a la etapa de Moncho Fernández, que acababa contrato. Pero no lo vieron tan claro cuando se confirmó el adiós de José Luis Mateo, al sopesar que dos bajas de calado en la estructura deportiva quizás no eran lo más aconsejable. Ahí dieron marcha atrás, o bien optaron por no dar el paso.

Sea como fuere, en todos estos años la última palabra siempre la tuvo el presidente, que fue finalmente quien cogió el toro por lo cuernos y negoció de manera directa con Moncho Fernández.

Fisura abierta

Pero ahí quedó abierta una fisura. Si durante años cada estamento del club se centró en su tarea y todos sintonizaban el mismo dial durante la temporada, esta vez llegaron las interferencias del ruido de las redes y el de los bares. La sintonía no es la misma. No quiere decir que haya injerencias, pero la química se ha resentido. Y el día a día también, porque falta la figura de un director general.

Raúl López, en una reciente entrevista concedida a La Voz de Galicia, reconocía que las cosas no siempre salen como uno espera, al ser preguntado, precisamente, por la no contratación de un director general. También fue claro sobre la confianza en la labor del entrenador y sus ayudantes, incluso cuando se le inquirió respecto a si ese era el sentir general del consejo: «Una cosa es el consejo y otra lo que puede pensar cada uno de sus integrantes. Pero el consejo solo tiene una voz y el consejo está al lado del entrenador». Y también confirmó que está dispuesto a implicarse económicamente en el caso de que sea necesario algún fichaje.

Esa es la fotografía del club a estas alturas de curso, un momento crucial de la campaña con el equipo en plena lucha por la permanencia y la entidad buscando algún refuerzo.