El difícil arte de repartir espacios

Rivera Mozan EL ESCÁNER

ANDAR MIUDIÑO

XOAN A. SOLER

22 abr 2024 . Actualizado a las 20:49 h.

Lo cierto es que he de confesar que, desde hace ya bastante tiempo, era muy escéptico sobre si iba a volver a ver en pista, en el baloncesto de más alto nivel, a un equipo con dos jugadores catalogados como cincos, definidos así más por su forma de jugar y sus acciones técnicas que por su tamaño y estatura.

Por supuesto, una vez conocido el róster del Obradoiro a principio de temporada, de todas las combinaciones que rondaron por mi cabeza entre los cuatros y los cincos, la de ver a Artem y a Blazevic juntos en la pista era, de largo, la más remota.

Pues hete aquí que no conté con la sapiencia de Moncho Fernández para remar a contracorriente, una vez más, y optimizar al máximo el rendimiento de cada jugador.

Es realmente muy difícil en la actualidad encontrar estructuras y estrategias de juego tanto ofensivas como defensivas en las cuales la presencia de dos cincos a la vez sume más que reste. Asimismo, es relativamente fácil llegar a la conclusión de que el equipo, en principio, será más consistente en el rebote en ambos campos y más contundente en presencia física. Y es cierto, pero la clave es saber dibujar sistemas de ataque y unos espacios de juego en los que lo comido no vaya por lo servido.

Aquí radica el éxito de esta apuesta de Moncho Fernández, especialmente en estos dos últimos partidos: saber repartir y definir muy bien los espacios para que los dos jugadores sean más eficaces, sin ahogarse entre ellos y, al mismo tiempo, que los otros tres puedan expresarse sacando a relucir sus virtudes, sea a la hora de lanzar sea, sobre todo, a la hora de penetrar y pisar la zona, sin y con el balón en sus manos.