El pasadizo visto y no visto de Lobeira

Susana Luaña Louzao
susana luaña VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

<span lang= es-es >Misterios del pasado</span>. Las leyendas de Lobeira se alimentan de la nebulosa que existe en torno a los lugares con restos castrexos; la imaginación popular los relacionaba con los «mouros», seres míticos que escondían valiosos tesoros en ocultos pasadizos.
Misterios del pasado. Las leyendas de Lobeira se alimentan de la nebulosa que existe en torno a los lugares con restos castrexos; la imaginación popular los relacionaba con los «mouros», seres míticos que escondían valiosos tesoros en ocultos pasadizos. mónica irago< / span>

Nadie lo recorrió, pero ni la modernidad ni lo siglos pudieron con el túnel de doña Urraca

08 ene 2020 . Actualizado a las 16:38 h.

Quien haya leído a Enid Blyton sabe que no hay aventura que se precie que no vaya acompañada de un castillo, ni castillo sin niebla ni niebla sin pasadizo secreto. Pero eso ya lo sabían los gallegos mucho antes de que naciera la escritora británica. Por eso, cuando se devanaban los miolos observando aquellos túmulos que sobrevivían a los siglos en algunas leiras, imaginaban historias de mouros -es así como le llamaban a los antiguos y misteriosos moradores de los castros- y pasadizos secretos que partían de sus entrañas para esconder tesoros. De hecho, más de un castro fue expoliado para ver si debajo había monedas de oro.

O Salnés también tiene su fortaleza y su pasadizo, aunque nunca nadie lo haya encontrado ni lo haya recorrido. Pero eso es lo de menos. Lo que realmente importa es que ni el paso de los siglos ni la modernidad fueron capaces de acabar con la leyenda del túnel de Lobeira, que en unas versiones desemboca en el mar y en otras, directamente en el convento de Vista Alegre.

Como suele ser habitual, algo de cierto se esconde tras el mito. Y lo que sí parece probado es que en lo alto del monte de Lobeira había un poblado conocido como Castrum Lupariae que dataría de los últimos siglos antes de Cristo. Los incendios del 2006 arrasaron con toda la maleza y dejaron al descubierto unos círculos en la tierra que podrían ser vestigios de antiguos restos megalíticos. Y lo que sí ya está documentado, y además las ruinas lo atestiguan, es que en el medievo se levantó allí una fortaleza y un castillo que conoció su esplendor en la época de doña Urraca y de sus disputas con el obispo Gelmírez. Los restos de la muralla del castillo, de un aljibe y de la torre de homenaje así lo ratifican, aunque las excavaciones que tiene previsto llevar a cabo la Diputación de Pontevedra ayudarán a conocer mejor ese interesante episodio de la historia de la comarca y de los antiguos moradores del monte Lobeira, su punto más alto, con sus 294 metros de altura sobre el mar.

Supuestamente fue con las revueltas Irmandiñas cuando la fortaleza se vino abajo. Y desde el momento en que acabó la historia, empezó el mito. Y el mito decía hace siglos y sigue diciendo en la actualidad que hay un túnel que parte de los cimientos de la antigua fortaleza y llega hasta Vilagarcía. Con dos versiones, una que lo hace desembocar en los restos de otro castro, el de O Montiño, y otra que ubica el final del túnel en las dependencias del pazo de Vista Alegre.

Ninguna de ellas es muy verosímil. Porque como recuerda el historiador Manuel Suárez, que pudo sumergirse entre los antiguos documentos del pazo, «es imposible, porque la fortaleza y el convento son de distinta época». Y tampoco le da credibilidad a la del castro. «Tendría que atravesar las marismas, y hoy eso se podría hacer con los adelantos tecnológicos, pero por aquel entonces, no».

Sitiados pero alimentados

Como las leyendas no entienden a razones, los lógicos argumentos esgrimidos por el historiador no impiden que los parroquianos hayan creído y sigan creyendo que, cuando el castillo fue sitiado por los enemigos de doña Urraca, a los soldados les sorprendía que sus moradores sobrevivieran días y semanas al encierro. Hasta que los restos de espinas resolvieron el misterio; la reina y los suyos burlaban la vigilancia recorriendo el pasadizo que unía Lobeira con la costa y se hacían con el pescado que los alimentaba.

Ni el derrocamiento de la corona leonesa ni el derrumbamiento de la fortaleza acabaron con la leyenda, que se alimentó a lo largo de los siglos de la aparición de distintas cavidades en lo alto del monte; algunas eran viejos escondrijos defensivos y otras, huecos que la propia naturaleza fue horadando por el paso de corrientes de agua. Ni la llegada del siglo XXI pudo con las especulaciones; cuando se hicieron las obras del vial de puerto y apareció un pasadizo bajo tierra, la imaginación se disparó de nuevo y hubo quien vio el túnel donde solo había una mina de agua.