Bateeiros de diversos puertos de Arousa impulsan una marea por la unidad del sector

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Nacho Feijoo

Alrededor de 150 productores de mejillón se concentraron en Vilaxoán convocados a través de un whatsapp

26 ago 2014 . Actualizado a las 06:59 h.

«Luns ás sete da tarde, xuntanza diante do Intecmar polo caso Francia. Pasádeo, porfa». Ese fue el mensaje que este fin de semana circuló por los móviles de un buen número de bateeiros gallegos. La convocatoria, surgida de la nada, se concretó ayer, a la hora y en el lugar convenido, en alrededor de 150 productores de mejillón de diversos puertos y asociaciones de la ría de Arousa.

Al principio, el grupo estaba completamente disgregado. Mejilloneros de O Grove, de A Illa, de Cambados, de Cabo de Cruz, formaban pequeños grupos y se miraban con cierta impaciencia. Como esperando a que pasase algo. Y pasó. Una mujer encauzó la indignación de todo el colectivo. «Para pasar el rato me quedo en mi casa. Si hemos venido aquí habrá sido para algo», espetó. Y, gracias a su arranque, el anfiteatro de los jardines de Doña Concha se convirtió en el foro improvisado de una asamblea improvisada. Pero de la que los asistentes salieron satisfechos.

Y es que ayer, frente al Intecmar, ocurrió lo que muchos llevaban tiempo esperando: bateeiros de diversos puertos hablaron de unos problemas que comparten y que llevan años ahogándolos. Problemas que se resumen en el grito descarnado que lanzó uno de ellos: «Non gañamos para nós».

La asamblea se convirtió en una cadena de estallidos de indignación. Los motivos sobran. Unos se enfadaban al hablar de las mareas rojas que aprietan y ahogan. Otros, cuando con dedo acusador señalaban al Intecmar. Hubo quien cuestionó el método de análisis de 24 horas. También, quien se indignaba al hablar de los impagos, o de los restrasos a la hora de cobrar, o de todos y cada uno de los problemas que hacen blanco en los productores.

Quienes ayer se dieron cita a las puertas del Intecmar quisieron dejar constancia de que contra todos esos males solo hay un remedio posible: la unidad. Hubo quien propuso aglutinar al sector en torno al Consello Regulador do Mexillón de Galicia, y quien recordó las bondades de crear una organización de productores o aprovechar la estructura de Opmega. Pero solo fueron ideas lanzadas al aire, porque el mensaje que ayer quedó claro en Vilaxoán es que el sector necesita «unión, unión e unión». La fórmula aún está por definir.

Porque, a fin de cuentas, los mejilloneros que ayer hablaron y escucharon en Vilaxoán, son conscientes de que no será fácil conseguir la unidad perdida hace tanto tiempo. Saben que llevan años instalados en la dinámica opuesta, con las agrupaciones desangrándose y perdiendo socios todos los días. Pero están convencidos de que hay que hacer un esfuerzo porque, tal y como tantas veces se repite, «nunca nos foi mellor que cando estivemos xuntos».

El principal obstáculo para esa unidad son las rencillas y suspicacias que, durante demasiados años, se han ido tejiendo entre asociaciones y, sobre todo, entre quienes las dirigen. Y es precisamente a los directivos de las distintas organizaciones a quienes quieren los bateeiros de base hacer llegar su primer mensaje. «Temos que unirnos». «Teñen que sentarse e buscar puntos de encontro». «Hai que falar sen poñer condicións». En definitiva, hay que hacer tábula rasa, olvidar las heridas del pasado y articular la reconstrucción del sector. «E o que non sexa capaz de facelo, que se aparte», decían algunos de los asistentes a la asamblea de ayer.

Además de quedar emplazados todos los asistentes a la reunión de Vilaxoán a trasladar el debate a sus propias agrupaciones -eran muy pocos los presidentes de asociaciones que acudieron a la cita-, el movimiento que ayer nació en Vilaxoán decidió seguir dando pasos. Y por eso, hoy mismo volverán a las puertas del Intecmar. Será a partir de las doce y media del mediodía. A esa hora se concentrarán para esperar la llegada, a eso de la una, de los integrantes de la mesa do mexillón a quienes quieren recordar, con su presencia, que hay un sector al que se deben y que, en estos momentos, no se siente representado por ellos. Después, la ola «seguirá medrando».