Cáritas pide jóvenes voluntarios para gestionar su nuevo ropero

enrique huetos VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Nacho Feijoo

La oenegé inaugura su remozado servicio en la calle Santa Eulalia

26 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Cáritas Interparroquial de Arousa inauguró ayer la nueva ubicación donde a partir de ahora tramitará su ropero para personas necesitadas. Hasta ese momento, dicho servicio funcionaba en el mismo edificio en que lo hace el comedor de la plaza de la Constitución, pero tuvo que hacer cambios por motivos de seguridad: las prendas almacenadas pesaban mucho y, al encontrarse en el segundo piso, existía riesgo de derrumbe. Por ello se vieron obligados a buscar otro lugar, y lo encontraron en un local situado en los números 17 y 19 de la calle Santa Eulalia.

A la inauguración de este nuevo emplazamiento acudieron la mayor parte de las voluntarias, varios religiosos y también el director de la oenegé en Arousa, Francisco Jesús Fernández Rodríguez. En el acto, Fernández presentó el nuevo servicio a los allí presentes y pudo ser testigo de las primeras entregas de prendas.

En total, unas diecisiete mujeres son las que colaboran en el ropero. «Lo hago por hacer algo bueno», comenta Fita. «Llevo en torno a un año, me apunté por mi hermana, que ya colaboraba. Me encanta hacerlo, una se queda satisfecha... moralmente, al menos», añadió Balbina.

No todas le dedican el mismo número de horas, sino que participan de acuerdo a sus necesidades. Al mismo tiempo, todas ellas están agrupadas en equipos, cada uno de los cuales tiene asignada una tarea en concreto: seleccionar, dispensar y demás.

Existen muchos tipos de voluntariado (no solo el ropero, también el comedor o atención a personas mayores) y además distintos tipos de dedicación. En el caso del servicio inaugurado ayer, Fernández Rodríguez señala que faltan jóvenes que se apunten al ropero. En cualquier caso, pese a la falta momentánea de jóvenes, se puede asegurar que las mujeres que participan en este momento tienen un corazón y un espíritu eternamente joven.

«Tenemos una sala de espera al lado, todo con la máxima dignidad posible: que parezca una tienda»

Francisco J. Fernández