La actuación que se aplaza sine die es la retirada de las sepulturas que hay junto al altar y en la nave central de las ruinas. La propuesta fue planteada en su día por el arquitecto del Concello de Cambados con el fin de mejorar la estética del monumento, explanando el firme, plantando césped y colocando losas alternas en el suelo. Pero, en este caso, la propuesta caerá en saco roto.
El alcalde Luis Aragunde afirma que no está previsto realizar ninguna intervención de este tipo debido a los problemas que plantea. Primero, porque no se trata de un bien municipal del que el Ayuntamiento pueda disponer a su antojo, y segundo, porque se trata de una operación compleja desde varios puntos de vista.
El primer paso sería conseguir la autorización de la Iglesia y de las familias de los difuntos que están enterrados allí y, a partir de ahí, ofrecer una alternativa para reubicar las cenizas.
Actualmente, los enterramientos en el interior de las ruinas están prohibidos pero permanecen unas pocas lápidas correspondientes a enterramientos realizados entre los años ochenta y noventa, cuando todavía no se había ampliado el camposanto parroquial y no había espacio en el cementerio antiguo.