Uno de los puntos que, a priori, iban a resultar más polémicos era el de la sustitución de Lino Mouriño como representante del Concello en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria. Y el guion se cumplió porque gobierno y oposición se enzarzaron en un debate que se prolongó durante casi una hora y que terminó degenerando en un espectáculo lamentable en el que se rozó el insulto personal. Fole justificó la decisión en el uso partidista que, a su juicio, realizó el edil del PSOE de su puesto. Para los miembros de la oposición la razón es otra bien distinta: el PP no quiere que los vilagarcianos sepan qué es lo que se cuece en la institución. «¿Que ten que ocultar o porto?», se preguntaba la portavoz del BNG María Villaronga. Nacionalistas, socialistas y esquerdistas dicen que la decisión es un ejemplo más del talante dictatorial que emplea el gobierno municipal y Tania García llegó a hablar de «golpe de estado». A partir de ahí, el debate derivó de tal forma que hubo tiempo para que unos y otros se acordaran de los episodios de Enrique León, de Mariano Ibáñez y hasta del embarazo de Maribel Fernández, para defender quién era más democrático que quien. Luego, y antes de la votación, Tomás Fole anunció que la sustituta de Mouriño será Rocío Llovo.