Aceite y agua por la derecha en la política vilagarciana

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Se habla de muchas razones para explicar por qué PP e Ivil no acaban de encajar más allá de las campañas electorales

01 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El 15 de octubre del 2011 es uno de esos días que pasarán a la intrahistoria de la política local vilagarciana. Al menos, debería hacerlo. José Luis Rivera Mallo, exalcalde, exsenador y expresidente de la Autoridad Portuaria, regresaba a la sede de su partido de toda la vida para abrazar políticamente a su sucesor como regidor conservador, Tomás Fole, tras el prolongado paréntesis de gobiernos socialistas en la capital arousana. Trece años después de la escisión que dio lugar a Independientes por Vilagarcía y llevó al PP a los peores resultados de su historia -en las elecciones de 1999, la gente de Ivil se permitió tutear a sus antiguos camaradas al cosechar tres concejales- los primeros espadas de ambas formaciones sellaban la paz en las oficinas populares de la calle Castelao. La misma, así son las cosas, en la que la agrupación independiente había fijado, incluso antes, su local. Rivera Mallo de vuelta al Senado, su número 2, Cholo Dorgambide, al Concello y a la comisión de gobierno en feliz coalición, y el fantasma de la división conjurado a partir de los siguientes comicios.

El presidente provincial de la gaviota, el ribadumiense Rafael Louzán, se implicó a fondo en la consecución de un acuerdo que superaba, y no era poco, la antipatía que, de forma más o menos confesa, siempre se han profesado Fole y Rivera. Solo restaba rematar la jugada a lo largo de los tres años de gestión que quedaban por delante. Sucede que, con el momento de la verdad a cuatro meses, en mayo, la integración del centro derecha en Vilagarcía no ha llegado a concretarse para sorpresa de propios y extraños, sobre todo en las esferas que trascienden la política local.

A la hora de explicar por qué la operación no está lista -tiempo hubo para que a estas alturas estuviese incluso olvidada- se bajaran motivos de muy distinto pelaje. Los hay que bucean en la última campaña en la que Rivera defendió la candidatura del PP a la alcaldía, la de 1995, plagada de traiciones y malas pasadas. Otros apuntan al distanciamiento entre Dorgambide, que en realidad nunca llegó a militar en la formación independiente, y el nucleo duro de Ivil, los riveristas de toda la vida. Aunque este no sería sino un factor derivado. Por fin, las diferentes estrategias y la maña electoral de unos y otros, raramente coincidentes.

 

 

Nadie de Ivil en la ejecutiva

 

Sin llegar a tanta enjundia, existe un dato objetivo que tener en cuenta: al margen del movimiento de sillones, el acuerdo del 2011 recogía el compromiso de incorporar a la dirección local del Partido Popular a varios miembros de Ivil. Pese a los tres años transcurridos desde la firma del pacto, en Vilagarcía no se ha dado un solo paso en este sentido. Es más, los riveristas aseguran sentirse maltratados; su labor, escasamente reconocida tras haber trabajado en las campañas de las últimas elecciones autonómicas y generales, que se tradujeron en sendas victorias para la causa popular. Tal vez no se le prestó atención a este factor, o todo se dio por liquidado con aquel apretón de manos en otoño. Lo cierto es que no se hizo y las prisas llegarán en prmavera