La lección magistral de Quico Cadaval en el auditorio

AROUSA

Cadaval se pasó del escenario a la grada y viceversa
Cadaval se pasó del escenario a la grada y viceversa . m. miser

El autor conquistó a los estudiantes con una conferencia sobre la historia del teatro

28 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Una mañana fuera del instituto se convirtió en una lección magistral en la que Quico Cadaval acabó conquistando a un público tan complicado como es el adolescente. Lo que iba a ser una «contada» sobre Valle-Inclán deparó en toda una conferencia sobre la historia del teatro. Y eso que a Quico no se lo pusieron fácil. No era sencillo conectar con el aforo, que comenzó siendo poco participativo pero que acabó sobre el escenario. Literalmente.

Quico comenzó remontándose a Atapuerca, ni más ni menos, pero pronto se pasó a los griegos. La historia de Edipo da para hacer más chistes y, como apuntó el actor y director teatral, a los griegos les ponía lo del drama para ayudar a aliviar la tensión. Sin embargo, ahora tenemos otros gustos para curar la depresión. «Agora van facer ioga o Caurel», razonó. A pesar de que lo de Edipo tiene su miga -no todos los días se tienen hijos con tu propia madre- Cadaval comenzó a ganarse de verdad la atención de los chavales cuando se adentró en Lisístrata. Pensar en una huelga de sexo no es moco de pavo a esas edades.

Llegamos al renacimiento, al teatro italiano. Y ahí fue cuando subió a los chavales -alumnos de primero y segundo curso de Secundaria de los IES Casto Alobre, Miguel Ángel González, Bouza Brey y Armando Cotarelo- al escenario y les explicó los distintos elementos que lo forman. Ya metidos en harina les dijo que se imaginaran que el decorado era el Pazo Baión, con sus planeadoras y demás. Era el momento de sumergirnos en Valle-Inclán. El umbrío Valle que, como Quico, se surtió de las historias de los viejos para regar su jardín. Cadaval relató la de su tía Manuela, y la que dijo que le contó su padre, sobre el cruce de Vilar donde se aparecían los difuntos. Y luego, la de Maruxa y Carmela sobre el viático. Fue el preludio para narrarles el «Cara de Plata» de Valle-Inclán. Y para rematar instigó a los chicos a pensar cómo representarlo. Y les lanzó una invitación: «Podedes visitar o teatro cando queirades. Non da medo».