Rastreando el Mercado dos Mouros entre raíces y barro

Rosa Estévez
rosa estévez VALGA / LA VOZ

AROUSA

Poco a poco, los operarios limpian una de las cuadrículas en las que se centrará la excavación.
Poco a poco, los operarios limpian una de las cuadrículas en las que se centrará la excavación. m. miser

Un equipo de arqueólogos de la Diputación realiza 14 catas para conocer las dimensiones del yacimiento valgués

25 may 2016 . Actualizado a las 13:20 h.

Los arqueólogos de la Diputación ya han desembarcado en el Mercado dos Mouros (Valga) para descubrir los secretos que allí han permanecido escondidos durante siglos. Estos empezaron a salir a la luz en el 2014, cuando, durante una excavación auspiciada por el Concello, se hallaron restos de dos estructuras que se remontan al cambio de era.

Hace una semana que comenzaron los trabajos en este rincón de Valga, situado a orillas del río Ulla. En este tiempo, los arqueólogos ya han comenzado a abrir las catorce catas con las que pretenden hacerse una idea clara de lo que hay bajo tierra. ¿Es posible que se trate de una instalación portuaria, tal y como piensan los responsables de las primeras excavaciones? Para dar respuesta a esa pregunta habrá que esperar cerca de un mes, tiempo que se invertirá en las excavaciones.

De momento, los días han dado para lo que ha dado: para ir retirando las capas de tierra más superficiales en las zonas elegidas. Algunas de ellas han tenido que ser desplazadas unos metros, porque en algunos casos, en los lugares elegidos inicialmente, «tiñamos unha árbore no medio». Así lo explica Javier Luaces, el director de la excavación, junto a una de las cuadrículas en las que dos trabajadores retiran, con una paciencia infinita, una capa de tierra. Cada poco tropiezan con alguna raíz y la arrancan con cuidado. La vegetación, rica y frondosa en la zona hasta hace no mucho tiempo, es uno de los principales obstáculos con los que se encuentra el equipo, que ha tenido que talar un par de eucaliptos.

Otro de los grandes problemas que van a marcar los trabajos es el nivel freático, que hace que el agua aparezca y enlode las zonas en las que se excava. Los arqueólogos hacen votos para que «chegue por fin o bo tempo», que la humedad baje y que el agua deje de manar por doquier, empapándolo todo.

«De momento non houbo grandes descubrimentos», sentencia el director del proyecto. Pero algo va apareciendo, sobre todo pequeños trozos de cerámica castrexa, que surgen ya en las primeras capas de la excavación. Esta pretende calibrar el tamaño del yacimiento de Agro de Xaz y aclarar los siglos en los que estuvo habitado este enclave. Para ello, el equipo trabajará en la zona durante casi un mes, soportando las picaduras de los mosquitos, un enemigo tan pequeño como invencible. Pronto, a las filas de los arqueólogos se incorporará el equipo que actualmente trabaja en el Castro Alobre.