Tesoros sumergidos

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor ENTRE LÍNEAS

AROUSA

23 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Solo los buzos sabemos que Galicia tiene tantos tesoros sumergidos como en tierra. Hay todo un mundo ahí abajo. Uno en el que abundan los corales blandos, tanto en enormes praderas como en paredes de colores chillones. Por no hablar de una de las faunas mejor conservadas del Atlántico. En esos fondos hay también emblemáticos pecios. Barcos hundidos que son piezas muy codiciadas para los submarinistas. En Arousa hay dos muy bien conservados. El más conocido es el Aries, que descansa no lejos de la isla de Rúa a unos veinte metros de profundidad. Se hundió en 1977 y es una de las inmersiones imprescindibles que hay que realizar en la ría. Aquí se concentra una fauna riquísima, con la visita frecuente de una de las joyas de estas aguas, los siempre espectaculares peces de San Pedro. En gallego, sanmartiños. Es muy segura y únicamente hay que tener el suficiente cuidado de no tocar las anémonas que pueblan el casco.

La otra joya

La otra joya sumergida es el Alejandro. Un carbonero que naufragó en 1961 y que está posado intacto a unos 40 metros. Es mágico. Precioso. Aunque está reservado a buzos expertos. En él viven congrios y bogavantes enormes que alegran una visión que por momentos se torna fantasmagórica. Y aunque ya nada queda de él, nuestras aguas, en concreto las de la isla de Sálvora, fueron testigo del naufragio del Titanic gallego, el Santa Isabel. Se puede bucear en los libros que narran esta trágica historia y visitar el poblado abandonado de Sálvora. Es la Arousa que no vemos, la que está bajo el mar. En ella hay otro mundo. Uno de enormes posibilidades. Aprovecharlas será cosa de los que estamos en tierra.

Con la titulación mínima ya se está en condiciones de poder llegar al pecio «Aries»

El «Santa Isabel» es el «Titanic» de la ría; en su naufragio murieron 213 personas