Unos piratas con mucho teatro

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MARTINA MISER

O Grove despidió un fin de semana en el que viajó al pasado y revivió los ataques de corsarios a las costas de San Vicente

12 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace años, en O Grove decidieron echar mano de uno de los episodios más dramáticos de su historia, los ataques piratas a la parroquia de San Vicente, y convertirlos en un nuevo reclamo turístico. Lo han conseguido. El Desembarco Pirata ya forma parte del verano meco y no es de extrañar. El evento es mucho más que una simple excusa para cuajar el paseo marítimo con puestos de artesanía vestidos para la ocasión; más que la ronda de tapas piratas en los establecimientos colaboradores; más que una pelea de mentira sobre la arena de la playa de Confín, donde se han centralizado los actos. El desembarco pirata es un ejercicio artístico en el que cabe la música, el ballet, el baile tradicional y el teatro.

Sobre las doce y media de la mañana arrancaba el espectáculo. Soportando un calor intenso y un sol inclemente, el público ocupó sus puestos alrededor de la playa de Confín. Desde allí pudieron contemplar como un día de mercado y romería en San Vicente se veía truncado por la visita -¡otra más!- de los piratas. En el escenario no faltaba detalle: la réplica de la fachada de la iglesia de San Vicente, un cruceiro y varios puestos del mercado. Hasta se recreó una procesión con imagen incluida, que dio la vuelta a la playa mientras los espectadores más jóvenes se impacientaban. ¿Pero dónde están los piratas?

Algunos habían confundido los fuegos de la romería con la llegada de los corsarios. Pero no. El barco de estos cruzó sigiloso el horizonte y, con sigilo también, llegaron en dornas los piratas al arenal. La fiesta se convirtió en un campo de batalla, con los aldeanos dispuestos a defender su iglesia y sus bienes. Sus esfuerzos no valieron de mucho, porque los pérfidos corsarios lograron llevarse los tesoros del párroco. Pero, por lo menos, les costó trabajo el saqueo, y alguno se llevó una buena tunda proporcionada por Carmen, la heroína de la jornada. El excelente trabajo de todos los colectivos que participan en la organización de este evento mereció el aplauso del público. Un aplauso que hay que hacer extensivo al resto de eventos organizados alrededor de esta representación, como los juegos populares que, desparramados por la zona de Beiramar, consiguieron captar la atención de hijos, padres y abuelos. Y es que viajar al pasado, si se hace tan bien como en O Grove, resulta todo un placer.