Julio Camba, el pionero del nudismo a quien nadie vio jamás escribir

Serxio González Souto
serxio gonzález VILANOVA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

El periodista Benito Leiro refleja en una cuidada biografía treinta años de trabajo sobre la figura del brillante articulista nacido en Vilanova de Arousa

14 dic 2022 . Actualizado a las 19:15 h.

Su propio título condensa los puntos nucleares en torno a los que gira Julio Camba; un nudista en Vilanova (Teófilo Edicións, 2022), la biografía definitiva sobre el genial escritor arousano, si es que alguna biografía puede llegar a serlo. La incisiva personalidad del articulista, su irreverencia, que con el tiempo alimentaría un sano escepticismo, y, sobre todo, su estrecha relación con el pequeño municipio que lo vio nacer son los terrenos que Benito Leiro (Vilanova, 1957) ha labrado durante treinta años, que se dice pronto, hasta dar forma a una obra exquisita, editada con un particular esmero, cuya presentación acaba de acoger el hotel Palace, el legendario establecimiento madrileño que Camba habitó durante los últimos trece años de su vida.

 «Lo único que pretendí con este libro es que Vilanova rindiese homenaje a Julio Camba, el mejor cronista de su historia, y que Camba rindiese homenaje con sus escritos a su pueblo natal, que nunca olvidó», explica Leiro, quien sabe perfectamente de lo que habla. Por algo, él mismo ejerce hoy como cronista oficial de la villa arousana. Su trabajo, no obstante, es bastante más que un homenaje. Se trata del estudio más completo que pueda imaginarse sobre lo que Vilanova significó para el maestro de periodistas. «El municipio en el que nace es el lugar en el que surge su vocación literaria. Había quien sostenía que ese genio despertó en Madrid, otros apuntaban a Buenos Aires, pero en el libro consigo demostrar claramente que no, que el humus cultural del que procede lo proporciona Vilanova». Un dato, hasta ahora desconocido: «Con doce años, Julio elabora junto a su hermano Francisco, que tenía dos años más que él, un periódico en su propia casa. Lo hacen de forma totalmente artesanal, con dibujos propios». Vilanova es el lugar en el que brotan los primeros amoríos. En una de sus playas, la de O Terrón, nuestro hombre practica el nudismo con plena conciencia. «Aunque escribe sobre él, y da consejos a los nudistas para que lo practiquen sin que la cosa acabe en escándalo, nunca llega a decir que sea él el protagonista. Pero el barquero que lo llevaba a O Terrón, donde se desnudaba, lo comentó en diferentes ocasiones».

Un Camba adolescente abraza, con apenas catorce años, la causa del galeguismo. Emula en sus poemas el tono reivindicativo de Ramón Cabanillas. Cuando embarca hacia Buenos Aires sigue profesando esa militancia para la causa del país. Sin embargo, en la megalópolis argentina algo sucede. «No sabemos exactamente qué pasó, pero sí hay constancia de que contacta con los círculos galeguistas en la emigración, hasta que se produce algún tipo de desencuentro». En su lugar, el anarquismo se convierte en una fe que el chaval asume en cuerpo y alma y acabará desencadenando su repatriación. «Se entregó totalmente al anarquismo. No solo escribe en publicaciones anarquistas, sino que, establecido ya en Madrid, él mismo funda también su propio periódico, El Rebelde.

Camba es más un anarquista teórico que un militante capaz de llevar sus ideas a la práctica hasta las últimas consecuencias. «Siguió siendo un liberal toda su vida, pero el atentado en la boda de Alfonso XIII, con 23 muertes, acaba por distanciarlo del ideal anarquista». Después llegarán las corresponsalías en Constantinopla, París, Berlín y las principales capitales de la primera mitad del siglo XX, Nueva York incluida. Su gran amigo Pastor Pombo Ferro le presta dos o tres mil pesetas en plena Guerra Civil, cuando el articulista no puede escribir y tampoco cobrar. «De todas formas el momento más apurado se da en su madurez, desencantado, cansado, cuando asume posturas conservadoras y se establece en una habitación del Palace». Nunca dejó que nadie lo viese tocar una tecla. «Escribir era para él un acto íntimo que no le gustaba que nadie contemplase». Ni siquiera para hacerlo se levantaba ya de la cama. Tal vez solo la buena mesa, «su única pasión verdadera», fuese capaz de que dejase la bata en aquella etapa final. Probablemente ni siquiera eso. Allí, en el cuarto del hotel, el genio decae hasta apagarse, el 28 de febrero de 1962.

MONICA IRAGO

Exhaustiva documentación. Buena parte de la excelente documentación que incluye el libro, lanzado por Teófilo Edicións, fue cedida por la familia Pombo, que custodió el legado de los Camba durante sesenta años. El autor agradece expresamente a las hermanas Carmela, Margarita y Lourdes el mimo con el que lo han cuidado.