La reforma del pabellón y la mejora del museo del tren, como estandartes

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

MONICA IRAGO

Alberto Varela corona sus cien primeros días en su tercer mandato coo alcalde de Vilagarcía con varias obras en marcha

04 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El tercer mandato consecutivo de Alberto Varela como alcalde de Vilagarcía tiene una característica que lo hace especial. Por primera vez no fueron los socialistas la formación más votada, mérito que cayó en el Partido Popular que lidera Ana Granja, pero eso no impidió al PSOE formar gobierno puesto que lo hizo gracias al apoyo del BNG. Para formalizar los salarios y las concejalías liberadas, sin embargo, encontraron el apoyo de los populares. Y esa necesaria búsqueda de apoyos para sacar adelante su idea de ciudad es lo que hace que estos cuatro años tengan un especial interés. Ya le sucedió antes a socialistas y populares: la pérdida de una mayoría absoluta fue el preludio del adiós a la alcaldía. Le pasó a Javier Gago (PSOE) y también a Tomás Fole (PP).

Una de la frases que quedará en el recuerdo tras los resultados de mayo de este año fue la que lanzó Alberto Varela, cuando dijo que había entendido el mensaje que le había lanzado la ciudadanía. Lo cierto es que pese a que el verano estuvo de por medio parece que hay una cierta intención, condicionada por los plazos que deparan las obras, de sacar adelante cuanto antes infraestructuras que puedan marcar el mandato. Sucede, por ejemplo, con la reforma del pabellón de Fontecarmoa, que modernizará por completo la instalación y que viene a cumplir una demanda altamente solicitada por los deportistas de Vilagarcía. Habrá más novedades en las infraestructuras deportivas de la ciudad de una manera relativamente rápida. Que se pretende cuidar algo más el trato al deporte con la llegada de Pablo Coira se pudo comprobar en la recepción que se le ofreció al ganador de la Volta a Galicia Martín Rey, con un despliegue que antes era difícil de ver.

Con el pabellón todavía en obras, y aunque es verdad que estas arrancaron antes de los cien días de marras, dos son las grandes infraestructuras que deberían darle alegrías a Alberto Varela y su equipo antes de que se cumplan los doscientos días de mandato. Por un lado, el Museo do Ferrocarril, al que solamente debería faltarle ya, a tenor de las propias declaraciones del gobierno local, ponerle el lazo para proceder a su inauguración. Si la reforma consigue revitalizar un espacio que ha sido de los grandes desconocidos para los propios vilagarcianos, a pesar de que es el único museo que tiene la ciudad, el alcalde y su equipo se habrán ganado un punto.

La otra gran maniobra es la apertura de la biblioteca Rosalía de Castro en la antigua sede del Liceo Casino. Una apertura que ye tendría que haberse producido, pero que todavía no ha llegado y que lleva camino de prolongarse. La actuación tiene un coste muy importante, pero vendría a solucionar otra de las grandes peticiones de los vilagarcianos. Que los horarios se adapten a los tiempos actuales igual será otro cantar.

Lo que sí ha quedado claro en estos cien primeros días es que la apuesta por las humanizaciones como legado de los mandatos de Alberto Varela se mantiene. Dos se han anunciado en estos cuatro meses: la primera, la de la entrada a Trabanca Sardiñeira; la segunda, en Os Duráns.

Estos cien días, sin embargo, también han dejado al menos un par de grandes tareas pendientes que no han terminado de completarse. Por un lado, y tras el larguísimo período de diseño del contrato de la basura, que Urbaser cumpla algunas de las condiciones —con el cambio de los contenedores pendiente como aspecto clave—, por el otro, la aprobación de un PXOM que no termina de llegar, pese a que fue una de las promesas lanzadas prácticamente poco después de tener el bastón de mando en el 2015.