Cuando el documental es cuestión de militancia

Bea Costa
Bea Costa VILAGARCÍA / LA VOZ

A ILLA DE AROUSA

MARCOS MÍGUEZ

El director y guionista confía en poder llevar a la gran pantalla la historia de su gente del mar de A Illa

26 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Mareas Vivas supuso un fenómeno televisivo en Galicia, que, como a tantos otros, a Marcos Nine le sirvió de catapulta en el sector audiovisual. Con 25 años escribía aquellas historias de Portozás que consiguieron ganarse las simpatías y la atención de la audiencia. Desde entonces, el audiovisual es su oficio y es su pasión, en todos sus planos: cine, televisión, ficción, documental, escribiendo, dirigiendo, montando... Ahora tiene entre manos varios proyectos, casi todos ligados con la escritura. Su faceta de director está aparcada, y en ello tiene algo que ver Xoel, su hijo de dos años. Por primera vez en su carrera, Marcos Nine está trabajando para el público infantil, sea a petición de la guardería sea a propósito de un vídeo clip con Magín Blanco, porque lo suyo es explorar. Es un todoterreno al que no le son ajenas las mieles del éxito. En su palmarés cuenta con seis Mestre Mateo y numerosos premios en festivales nacionales e internacionales. Su Radiografía dun autor de tebeos recorrió buena parte del planeta de la mano del Instituto Cervantes y otros de sus títulos como J. E. D. N., La brecha y el Viaje de Leslie han llegado a lugares tan distantes como Buenos Aires, Nueva York y Polonia.

Los premios están bien, dice el cineasta, porque suponen prestigio y dinero, «pero eu non son moito de premios, non creo que o cine se deba facer para competir», señala. «Había que pensar os festivais non como unha competición senón como escaparates para amosar o traballo dos cineastas. En vez de pagar premios deberíase pagar por exhibir».

Con todo, añade, es bueno ver y dejarse ver en estas plataformas en las que los autores como él encuentran un lugar para exhibir. Y si se habla de cine documental, todas las ocasiones son buenas, teniendo en cuenta la crisis permanente que vive este género, un género en el que Nine se encuentra especialmente a gusto. En la retina de sus vecinos permanece Carcamáns (2003), el relato de como se vivieron en A Illa de Arousa aquellos aciagos días del Prestige. A este creador le gusta beber de la realidad. «A ficción tes que ir buscala, o documental atópame a min». Le queda una deuda con su tierra, la de llevar a la gran pantalla el testimonio etnográfico de los profesionales del mar, «da xente que traballa coa ameixa e co mexillón». Y si no lo hace él directamente, le gustaría, al menos, poder ayudar a otros a hacerlo, y emocionarse, como se emocionó el pasado año en el festival de Ourense, cuando tuvo ocasión de ver un documental elaborado por el colegio Torre-Illa sobre la historia y las historias del puente. «Gustaríame que a xente da Arousa contara cousas da Arousa».

«Galicia, culturalmente, é marabillosa, somos unha potencia. Con pouco máis de dous millóns de habitantes temos unha cantidade de produción cultural impresionante. Debemos darnos a valer e sentirnos orgullosos», señala. Eso, a pesar de remar contracorriente. Este cineasta echa de menos un mayor respaldo institucional a la industria cultural, y del cine en particular, y pone un ejemplo cercano. «O instituto do cine en Francia ten un orzamento de 770 millóns de euros. O equivalente en España, ten un orzamento de 40 millóns. Nisto ten moito que ver a política. Houbo unha campaña de desprestixio cara a cultura e hai moitos prexuízos. Pénsase que somos uns vagos e maleantes, que non traballamos, que somos uns bohemios que vivimos das subvencións, se embargo, cando lle pos á xente a túa produción, si que a consume, a ficción televisiva é un exemplo».

Marcos Nine cree en la inversión pública en la cultura por lo que ello representa para desarrollar una industria que alimenta a miles de personas pero, también, como fuente de desarrollo y educación. «A cultura muda a forma de entender a vida. Estamos ante un embrutecemento social, e iso ten que ver coa falta de contacto coa cultura», añade. Pero que nadie piense que está todo perdido. «Vou parecer un pesimista, só procuro ser honesto coa miña experiencia... Pero tamén creo nisto, segue sendo moi agradecido. As veces tes que facer cousas que non queres, pero tamén podes permitirte luxos; é como unha lotería, sempre pode haber a posibilidade de que che toque», reflexiona. ¿Cuál sería para él esta lotería? «Gustaríame, por unha cuestión de militancia, que un documental chegase a ser importante, e non só polos cartos. O documental está moi desprestixiado, non como ocorre noutros países».

A la espera de la diosa fortuna, buenos son los reintegros y las pedreas. Marcos Nine logró casi llenar el auditorio de su pueblo con la proyección de su Viaxe de Leslie. Jugaba en casa, pero sacar al público del sofá para ver un documental en blanco y negro no es fácil. El isleño tiene su particular apuesta en su tierra. Hace tres años, con el apoyo del Concello, que compró un proyector, puso en marcha un cine club que permite ver una vez al mes, por dos euros, un tipo de cine que no es posible encontrar en las salas comerciales. Le preguntamos si se cumplieron las expectativas. «Non tanto como me gustaría, pero as expectativas nunca se cumpren. É un traballo de formigas, e nisto, é moi importante a política local, os concellos deben garantir o acceso da cultura a todo o mundo», sentencia. Él pone todo lo que puede de su parte.