Mar de Apuestas suma nueve premios de Navidad en tres años y descorcha un capacho de cava

Serxio González Souto
s. gonzález A ILLA / LA VOZ

A ILLA DE AROUSA

MONICA IRAGO

Cristina Allo y Manuel Núñez distribuyeron cuatro décimos premiados, uno de ellos con el gordo

23 dic 2023 . Actualizado a las 19:43 h.

Cristina Allo y Manuel Núñez regentan la administración de lotería número 1 de A Illa desde los primeros compases del 2002. En sus dos primeras décadas al frente del despacho entregaron siete premios, entre euromillones, bonoloto, la primitiva y algún que otro décimo. Su cosecha se ha multiplicado en los tres últimos años, en los que, de forma consecutiva, aquí han caído nueve premios de Navidad. Los últimos, ayer mismo: tres quintos —88979, 37038 y 45353— y el preciado gordo, ese número repleto de ochos que ha regado Galicia con una lluvia fina, el 88008.

Algo se olería el padre de Cris cuando, a primera hora, se dejó caer por el establecimiento con un capacho que, en lugar de las almejas o los berberechos que este tipo de recipientes suelen albergar en el corazón de la ría de Arousa, rebosaba de botellas de cava. «O do ano pasado non sabía moi ben, así que este hai que facer as cousas ben». Con razones como esta, no hay sorteo que se resista. Su espumoso presagio comenzó a revelarse de lo más certero a partir de las diez de la mañana, con la secuencia de los tres quintos, y concluyó pasada la una de la tarde, cuando el primer premio hizo su aparición.

«A verdade é que desta volta non foron moitos cartos, porque só vendimos un décimo de cada un —al viejo estilo, en ventanilla y sin máquina—, pero isto sempre é moi emocionante», reconocen los loteros arousanos mientras descorchan botellas para regar a la prensa que, olfateando la celebración, se concentra a las puertas de su negocio. En el 2021, las participaciones de la excursión de los chavales de 4.º de la ESO regaron A Illa con 15,7 millones de euros desde este lugar. La cosecha es, en esta ocasión, mucho más modesta, 418.000 euros alimentados, sobre todo, por el gordo, como es natural. Pero tampoco está mal. Sus hijas, Noa, que a sus 23 años cursa un Erasmus de Química en Lisboa, y Carla, que con 15 estudia en el instituto, se suman al buen ambiente.

Así, entre descorche y descorche, Manuel y Cris acaban desvelando el secreto que ha hecho saltar la caja de la fortuna, convirtiendo su despacho en sinónimo de buena suerte a orillas de la ría: «No 2022 fixemos vinte anos e cambiamos o nome da administración, que pasou de San Xulián a chamarse Mar de Apuestas». La marea navideña, desde entonces, no ha hecho más que subir.