El juzgado ordena derribar una caseta de juegos infantiles en Cambados

Bea Costa
bea Costa CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

El propietario de la caseta empezó ya a desmantelar la estructura que levantó en su patio.
El propietario de la caseta empezó ya a desmantelar la estructura que levantó en su patio. mónica irago

El propietario lleva cuatro años tratando de frenar la medida pero ya no litigará más

24 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Era un regalo para su hija, que quería una caseta de madera en el patio, y el asunto acabó en los tribunales. Un vecino de Cambados -que prefiere mantener el anonimato- comenzó hace seis años a levantar una caseta de madera con sus propias manos, echando horas los fines de semana; pero no todo el mundo veía esta empresa con buenos ojos. Una vecina lo denunció en el Concello y el juzgado de lo contencioso administrativo número 2 de Pontevedra acaba de fallar que la caseta es ilegal e ilegalizable y da de plazo hasta el 1 de junio para que se restituya la legalidad.

Tras cuatro años invertidos en alegaciones y recursos, primero por la vía administrativa y después por la vía judicial, el padre de familia ha tirado la toalla y ha empezado a desmantelar la estructura. Contra la sentencia cabe recurso pero está tan decepcionado con la justicia que da el caso por perdido. «O peor é a mensaxe que se lles deixa aos nenos -tiene dos hijos de catorce y nueve años-. ¿En que tipo de país vivimos no que hai edificios ilegais cos que ninguén fai nada e mandan tirar a caseta de xogar os nenos?», se lamentaba ayer. «O asunto dá risa pero temos sufrido moito, imaxínate o desgusto dos nenos», añadía.

El caso le ha generado en su familia frustración, indignación y gastos. A los 2.000 euros que calcula que invirtió en levantar la caseta se suman 900 por la contratación de una abogada y la redacción de informes técnicos y, a mayores, tiene que pagar las costas judiciales, hasta un máximo de 600 euros según establece la sentencia. «Aínda por riba, todo é un despropósito».

La caseta de madera mide unos 15 metros cuadrados, se construyó pegada a un muro y está elevada del suelo unos 80 centímetros. El propietario alega que si no presentó licencia en su día fue por que desconocía que fuera necesaria, pero que en cuanto se le advirtió por parte del Concello solicitó licencia para realizar obra menor para una caseta de jardín destinada a guardar herramientas. A lo que no se avino fue a presentar el proyecto de legalización que le requirió el Ayuntamiento, alegando que la ordenanza que afecta a los «bloques de casas» no puede ser aplicable en este caso.

El arquitecto técnico del Concello de Cambados no es de esta opinión y, según declaró en el juzgado, entiende que se trata de una obra mayor y no legalizable. El técnico reconoció que si bien inicialmente apuntó que podría ser legalizable luego cambió el criterio al comprobar que se vulnera el fondo máximo edificable de la parcela y que existía riesgo para la seguridad de los niños.

Ante estos argumentos, el Concello de Cambados dictó en diciembre del 2014 una resolución por la que ordena la demolición de la caseta en cuestión, resolución que fue recurrida por el propietario, primero por la vía administrativa y, después, por la vía judicial.

En la sala del juzgado contencioso administrativo número 2 de Pontevedra pesaron más los argumentos del Ayuntamiento que los del particular, y a este no le ha quedado más remedio que acatar la sentencia ante el riesgo de que lo haga el Concello de forma subsidiaria, con la consiguiente carga económica que esto le supondría. Y como no va a seguir litigando, ha decidido ser él que tire por los suelos las ilusiones de sus pequeños, para que el mal trago resulte menos traumático y más económico.

Este caso, con ser singular, no es único. En Inglaterra, Mat Waybourne también decidió levantar una caseta en el jardín para su hija de 7 años. Des meses después de haberla terminado, la autoridad le ordenó derribarla. El cambadés ni siquiera pudo rematarla.