Carolina dará la campanada este Fin de Año en Cambados, y sin subirse al ring

Bea Costa
bea costa CAMBADOS / LA VOZ

CAMBADOS

Martina Miser

La boxeadora y periodista guatemalteca presentará este mediodía la fiesta de los Lacasitos en la plaza del Concello

31 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Carolina Leverón vivía y trabajaba en la capital de Guatemala y nada le hacía pensar que algún día iba a cruzar el océano para instalarse en España. Y mucho menos que se vería presentando las campanadas de Fin de Año en un pueblo llamado Cambados, adonde llegó hace tres años por amor acompañando a su marido, el cambadés Manuel Silva.

Carolina se siente a gusto en este finisterre atlántico y se ve que el sentimiento que despierta es mutuo pues ha sido la elegida para conducir la fiesta de la despedida del año que se celebra este mediodía en la plaza del Concello —en caso de lluvia se trasladará al salón Peña—. Algo ha tenido que ver, también, su condición de periodista, pues trabajó durante años en la televisión, ante las cámaras, y está acostumbrada a hablar en público. Con todo, confiesa, es un «reto», que afronta contenta y agradecida y contribuirá a integrarla aún más en la sociedad cambadesa. Carolina ya sabe lo que es el Albariño y como se las gastan por estos lares a la hora de ir de fiesta. A veces le cuesta seguir el ritmo. En su país, relata, está en vigor la «ley seca» que prohíbe vender alcohol en lugares públicos a partir de la una de la madrugada, mientras que en Cambados, como canta Sabina, pueden dar las dos, las tres y las cuatro con la copa en la mano. Todo es distinto acá. «Yo vengo de una ciudad en la que para quedar con alguien tienes que llamar por teléfono y coger el coche. Aquí solo tengo que bajar y ya me encuentro en el bar».

Le gusta como socializan los gallegos —nada más aterrizar en 2020 la recibieron convirtiéndola en la novia de una fiesta temática sobre bodas— aunque el tapeo y las sobremesas no siempre son fáciles de conciliar con la deportista que lleva dentro. Carolina Leverón es boxeadora, y de las buenas. En su país quedó subcampeona en su categoría (51 kilos) en los años 2019 y 2020 y su sueño es poder subirse a un podio también en Galicia. «Mi meta es pelear por el campeonato gallego 2024», señala. De momento, lleva solo dos combates en España, uno en Asturias y otro en Ribeira, pero aspira a más. «Me gustaría entrenar en la federación gallega».

Llegó al boxeo de forma inesperada y tardía, a los 29 años, —actualmente tiene 33— . «Nunca había pensando darme de puños, pero empecé poco a poco y me fue gustando hasta que me propusieron participar en el campeonato nacional». Obtuvo su primera victoria y otras vinieron después. Para entonces ya dejara su trabajo como reportera de televisión —gracias al que conoció a su pareja, también periodista—, si bien nunca perdió el contacto con su profesión y este 2023 todavía volvió a Guatemala para trabajar durante seis meses en la Misión de Observación Electoral de la UE.

En la Universidad de Vigo hizo un máster en Comunicación y no se cierra puertas en el periodismo, aunque no fue con una crónica sino con el boxeo como ganó su primer sueldo en España. Fue dando clases, una faceta que le encanta, dice, porque le ayuda a divulgar los valores del deporte. «El boxeo parece individual pero fomenta la amistad, la constancia y la disciplina». Dispone del título de monitora de la federación gallega de boxeo si bien su última ocupación nada tiene que ver con el ring. Actualmente trabaja en la empresa de ocio Nordelaina que organiza, entre otros eventos, las campanadas de este mediodía.

Parece que en Galicia ha encontrado su sitio, aunque todavía le cuesta acostumbrarse al frío cuando se lanza a correr por el monte. Si quiere competir tiene mucho que entrenar, de hecho nunca dejó de hacerlo del todo, primero en Portonovo, y después en Vilagarcía, hasta que tuvo que irse en mayo a Guatemala por trabajo. Ya de vuelta, y esta vez par quedarse, sigue poniéndose en forma a la carrera por el paseo marítimo de Cambados, haciendo pesas en el gimnasio de O Pombal y pegándole al saco que colgó en la huerta de su suegra.

En cuanto terminen las fiestas toca hacer dieta para recuperar su peso. Entre tanto, hoy el menú arranca con Lacasitos al mediodía y terminará con las uvas a medianoche, una costumbre con la que ya se ha familiarizado. También se va haciendo con un idioma del que le encantan palabras como morriña y xeitoxo. «Lo entiendo, pero aún no me animo a hablarlo». Todo se andará.