¿Continúan siendo las Rías Baixas o ya se llaman Nueva York?

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

CATOIRA

CAPOTILLO

La fiesta americana, que no el Samaín, ha llegado para quedarse. En las tiendas se agotan hasta los disfraces de 50 euros

26 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Asumámoslo. En los colegios se insiste para recuperar la hermosa tradición celta del Samaín. El municipio de Catoira es, en este sentido, uno de los pioneros de la recreación de la forma en la que nuestros antepasados celebraban la llegada del invierno Hay un buen número de actos culturales aquí y allá en la misma línea. Pero a pie de calle manda el Halloween americano. Es cierto que todo procede de un mismo origen. Pero aquí hemos importando todas y cada una de las características de la fiesta estadounidense. Pueden ponerse muchos ejemplos al respecto, pero quizás sea mejor reproducir lo que ayer decía Daniel, un crío pontevedrés de cinco años, ante un escaparate lleno de arañas, calaveras y disfraces de bruja: «Me voy a disfrazar de zombi porque es Halloween. Mi abuela me dijo que se llamaba Samaín pero es Halloween, que lo oí en la tele». Daniel miraba en ese momento el escaparate de una tienda de juguetes. Este comercio es uno de la larga lista que estos días se vuelcan con la temática terrorífica. El furor es tal que uno, paseando por Benito Corbal, Michelena, la zona monumental o La Oliva llega a olvidarse de que pisa Pontevedra y le parece estar en la mismísima América.

Empecemos por los disfraces. En la ciudad pontevedresa se pueden encontrar en más de veinte tiendas. Dicen en alguna, como Novás, que este año el furor, sin lugar a dudas, fue el de Harley Quiin -una de las protagonistas de la película El escuadrón suicida-. Aunque había varios modelos, alguno de ellos valía 50 euros. Y sí, se agotó. También está en boga el de payaso, por eso de las bromas terroríficas con estos personajes en Estados Unidos. «El del payaso que da miedo se agotó, ahora se están llevando los clásicos», indicaban ayer desde Novás.

Pero la cosa no queda en disfrazarse. En las tiendas pontevedresas hay todo un mundo de maquillaje para caracterizarse para la noche de terror. Desde pinturas faciales al uso como otras las que se pueden hacer cicatrices y dejarle la cara a uno hecha un mapa. «Las que sirven para hacer heridas le encantan a la gente, son de las más demandadas», señalan desde Party Fiesta.

La vertiente más golosa

La celebración tiene también una vertiente dulce. ¡Vaya si la tiene! En Chocolat Factory cuentan que lo que más triunfan son las galletas con forma de araña, esqueleto o calavera y los chocolates con los mismos diseños. «Cada año la gente se anima más a llevarse estas cosas», dice la responsable de la tienda, aunque ella, que es mexicana, señala que queda mucho camino por andar hasta llegar a cómo se celebra Halloween en su país. «Allí es una locura, todo el mundo hace fiestas, es mucho más que esto», sostiene.

A tenor de sus palabras, habrá que prepararse para que Halloween continúe entre nosotros. Aunque este año ya deja datos llamativos. Ayer a media mañana, en cuatro fruterías, se habían agotado las calabazas.