La carretera de firme inmaculado que termina en pesadilla

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

O GROVE

La infraestructura clave para cruzar a las playas no merece desembocar en el embudo que es la vía de alta capacidad hacia O Grove

01 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy empieza la temporada clave para la autovía de O Salnés, la carretera de referencia para quienes circulan por la autopista AP-9 y luego quieren ir hacia las playas de A Illa, Sanxenxo u O Grove o también para los pontevedreses que en pleno verano pretenden evitar las colas de la carretera de la costa hacia el litoral sanxenxino. Si se le hace un examen al vial, en principio, todo haría pensar que merece un sobresaliente. La infraestructura está francamente bien. Tiene desde un firme impoluto a una buena señalización, incluso con carteles luminosos, pasando por los servicios idóneos -por ejemplo, dispone de gasolinera 24 horas-. Sin embargo, si uno la recorre de cabo a rabo, no puede ponerle ni siquiera un aprobado. Su desembocadura es nefasta. Termina en la vía de alta capacidad que lleva a O Grove, la antigua y mal llamada vía rápida, un vial preñado de peligros. Ayer, en la víspera de una de las grandes operaciones salida del verano, recorrimos la autovía desde Curro a las tierras grovenses para chequear qué se toparán quienes viajen por ella.

El inicio, en Curro, es inmejorable. Pese a tratarse de un nudo de carreteras importante, quien coja ahí la autovía no tendrá dudas de qué ramal tiene que tomar. La señalización está clara. Uno entra y empieza a conducir confiado. Los primeros kilómetros son coser y cantar. No existe ni un solo bache, el tráfico, de momento, es relativamente bajo y los carteles son claros. Hay alguna cosa mejorable, como un indicativo para ir hacia la gasolinera que, de estar un poco antes, no haría dudar a los conductores. Pero es un pecado menor.

Conforme se avanza hacia el corazón de O Salnés, empiezan los letreros que informan de labores de mantenimiento y hay un carril cerrado al tráfico en varios kilómetros. Se están haciendo trabajos de poda de árboles, desbroce de maleza... Podría pensarse que estas mejoras son un tanto inoportunas. Pero hay que tener en cuenta dos cosas: los operarios llevan meses trabajando, a veces incluso en días de lluvia. Y, además, con la primavera con la climatología tan revuelta que hubo, las hierbas crecieron sobremanera, obligando a adecentar el vial continuamente.

Cambio de vía

Ayer, no había atascos en ningún punto de la autovía, ni siquiera en la salida principal de Sanxenxo. Así que el viaje hasta ese punto era perfecto. Pero pobre del que siguiese hacia adelante. A pocos metros, justo cuando la autovía pierde su nombre y se convierte en una vía de alta capacidad de solo dos carriles que lleva a O Grove, un bache, como si quisiese evidenciar el drástico cambio de carretera, recibía al conductor. El aglomerado en ese punto está hundido, con lo que el cambio de un vial a otro, ya de por sí peligroso, se hace más temerario. Encima, ayer, en esa zona había también señales de obra. Y, por supuesto, caravana. No eran colosales retenciones. Pero sí colas intermitentes, cansinas, y que obligan a conducir con precaución y mil ojos.