María Pérez y Antía Jácome, subcampeonas de la Copa del Mundo

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

RIBADUMIA

Cedida (@cnomuino)

Las canoístas del Náutico O Muíño y la E.P.C. Pontevedra estrenan su palmarés internacional en la regata más rápida en la historia del ahora olímpico C-2 500. Álex Bernárdez, del Piragüismo Poio, bronce en el mismo barco

22 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Primera regata internacional oficial del C-2 500 femenino desde que forma parte del programa olímpico. La organización de la Copa del Mundo de Pista de Montemor-O-Velho, Portugal, la primera de las tres copas de categoría absoluta programadas durante el año, no se cansó de insistir ayer en el dato en cada uno de los pasos que llevaron hasta el desenlace de una final ganada sin el menor margen para el suspense por el dúo húngaro formado por Virág Balla y Kincson Takács. Como inexistente fue la alternativa a las subcampeonas de la Copa, las canoístas del Náutico O Muíño María Pérez y del Escuela de Piragüismo Ciudad de Pontevedra Antía Jácome, que estrenaron su palmarés internacional con una plata que sabe a oro por varias razones de muchos quilates.

El minuto, 59 segundos y 599 milésimas empleado por Balla y Takács para subirse a lo más alto del podio portugués se convertía ayer en el récord de velocidad en una regata de Mujer C-2 500. Un barco con cuatro años de vida, que empezó su rodaje en el anterior ciclo olímpico ante su inclusión en el programa oficial de los Juegos en la edición de Pekín 2020. Que Pérez y Jácome finalizasen a 7’672 segundos de la pareja magiar (2.07.271) es un dato pues de valor relativo. Más, por cuanto las vencedoras se dibujan en el horizonte como las grandes dominadoras de la especialidad, al menos en este arranque de nuevo ciclo olímpico, con Balla haciendo doblete dorado en el C-1 500 -el sábado- y 200 -también ayer- y su compañera firmando sendas platas individuales. Y un último factor ni mucho menos menor, al ser las canoístas del O Muíño y la E.P.C. Pontevedra las únicas júniores de una prueba sénior.

De ahí que adquiera todavía mayor realce un segundo puesto en el cajón de podio en el que el bronce fue a parar a la otra pareja española, la de Ana Ríos y María Ramal, a 16 segundos en meta de sus compatriotas. Cierto es, con las británicas Gill y Bracewell descalificadas tras avanzar a media regata a la par de Pérez y Jácome.

Nada más finalizar su actuación en Portugal, donde algo menos de una hora antes se habían reservado en la Final A del C-1 200, con Jácome octava y Pérez novena, la pareja gallega volvió a Sevilla, donde trabajan concentradas desde septiembre en el equipo nacional. Desde el selectivo de Trasona de hace diez días, con la plaza en el Mundial Júnior de julio en la mano, y preparándose para asaltar también la del Mundial Absoluto de agosto.

Minutos antes de la plata de Pérez y Jácome, Álex Bernárdez, de Piragüismo Poio, se colgaba el bronce en el C-2 500 masculino, en su caso no olímpico. A 0,468 segundos de los campeones ucranianos, y a 0,256 del barco alemán, con el oro olímpico Sebastian Brendel a bordo. Hugo Pedrero fue el acompañante del de Poio en la que es su segunda medalla internacional tras el bronce en el C-4 500 del Mundial Júnior del 2015. Ayer Bernárdez fue además sexto en la Final A del C-1 200.

Por lo que respecta al resto de los finalistas pontevedreses, Teri Portela acabó 8.ª en K-1 200, y Natalia García 9.ª en K-2 500 y con Raquel Dacosta 7.ª en el K-4 500.