El complemento que te salvará la vida

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VALGA

Desde Cornazo. Concha, Nicolás y Pilar llevan el chaleco reflectante porque les da «mucha tranquilidad» y reconocen que lo usan más durante el invierno que en el verano.
Desde Cornazo. Concha, Nicolás y Pilar llevan el chaleco reflectante porque les da «mucha tranquilidad» y reconocen que lo usan más durante el invierno que en el verano. m.r..

Las campañas de sensibilización desarrolladas por la Xunta y la DGT han surtido efecto, y cada vez son más los peatones O Salnés que visten el chaleco reflectante

22 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En la zona de A Vía (Valga), se los ve por la mañana, a primera hora, y «á noitiña», cuando el gris de la noche empieza a envolverlo todo. A esas mismas horas, acompañan a quienes caminan por Baión (Vilanova), por Cornazo, o por los empinados caminos de Lobeira. Podríamos dar una lista de nombres interminable. Los chalecos reflectantes se han convertido en un complemento de moda entre quienes practican el sano deporte del paseo. Aunque el número de usuarios de este estridente complemento no ha dejado de crecer, sigue habiendo quien se resiste a vestirse de verde o de naranja fosforito. Quizás por eso, el Concello de Valga emitió hace unos días un bando en el que recuerda a los vecinos que «co fin de evitar accidentes e atropelos nas estradas», se pongan el chaleco reflectante.

«En realidade -confiesa José Manuel Otero, responsable de las emergencias en esta localidad- a xente usa bastante o chaleco. E se non é o chaleco, é unha peza de roupa refletante que fai que os condutores os vexan pola noite, que é do que se trata», explica. A su juicio, y al de otros profesionales de la seguridad consultados, las campañas de sensibilización realizadas en los últimos años por la DGT y la Xunta han surtido efecto. «A xente agora é máis consciente do risco que corre se non se deixa ver ben na estrada», concluye Otero.

Y tiene razón. Maribel es una de las vecinas de Valga que cada día sale a caminar por pistas de su localidad. Pese a que no suele transitar por carreteras generales, «eu sempre levo o chaleco, e coma min, moita xente», sentencia. Sin embargo, sigue habiendo quien se resiste a vestir la prenda de color fosforito. «Cando imos á romaría dos Miragres de Requián, que saímos cerca das seis da mañá, hai moita xente que vai sen el». Algo que, a juicio de esta valguesa, es un error monumental.

Damos un salto hasta Vilanoviña (Meis). Allí está Casa Samuel, un bar conocido por las múltiples visitas que la hace la fortuna. «A maioría dos nosos clientes veñen en coche. Pero dúas mulleres que veñen a andar pola noitiña, sempre traen o chaleco posto». En el supermercado del otro lado de la carretera, una clienta confiesa que, cuando sale a caminar, «poño o chaleco se saio á estrada xeral, pero se vou polas pistas non o levo».

Para quien, como esta mujer, se resiste a vestir la prenda que le puede salvar la vida, ha diseñado la Xunta una nueva campaña de reparto de chalecos. Serán unas 2.000 prendas las que se distribuyan -gracias a la Guardia Civil, a los Concellos o a los médicos de cabecera- entre la población de alto riesgo. ¿Y de quién hablamos? De hombres y mujeres de más de 65 años, que utilizan la carretera a diario y que se mueven con cierta dificultad. Ese es el perfil medio de las víctimas de atropellos en la tupida red viaria gallega.

La Xunta, en colaboración con la Guardia Civil, repartirá 2.000 prendas más

Es obligatorio de noche y en situaciones de baja visibilidad. La multa es de 80 euros.