Los cansinos y sus salarios

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

La pelea de los salarios comienza a ser un tema enervante y agotador en Vilagarcía.
La pelea de los salarios comienza a ser un tema enervante y agotador en Vilagarcía. mónica irago< / span>

La izquierda necesita en Vilagarcía bajarse de la burra y sellar cuanto antes un acuerdo razonable a riesgo de rozar el ridículo

02 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Asumamos que el PSOE ha iniciado su retorno al poder municipal con infinita torpeza en Vilagarcía. No se trata tanto de tener mayor o menor legitimidad o de llevar o perder razones como de simple aritmética. Ocho no son once y punto. Eso no lo cambiará ningún buen argumento, por muy hilado que se formule. Por lo demás habrá gente que esté de acuerdo con la apreciación de que la oposición se ha abandonado a un duro ejercicio de demagogia, intentando minar al gobierno socialista antes de que se haga fuerte y la bola comience a rodar. Personal que considere que 51.604 euros anuales brutos en catorce pagas constituyen un salario equilibrado para el alcalde de una ciudad que roza los 40.000 habitantes. Pero tampoco faltará quien eche de menos y reclame un gesto decidido hacia la ciudadanía que las pasa canutas, marcando diferencias con lo que se ha hecho hasta ahora, y busque en una reducción de los emolumentos del regidor ese primer paso hacia un cambio verdaderamente progresista.

Podremos hablar de Zamora, de Rivas Vaciamadrid, de Santiago, A Coruña, el consejo de la CRTVG, el Parlamento de Galicia y Pernambuco, porque en este asunto unos y otros encontrarán argumentos y ejemplos para defender sus posturas encontradas y tirarse los trastos a la cabeza. Y no pasará absolutamente nada. Bueno, en realidad sí ocurrirá algo importante. Los mismos que durante cuatro años clamaron por derrocar al Partido Popular desde diferentes posiciones de izquierda alimentan ahora al alcalde derrotado, llevando a más de uno a pensar para qué demonios hace falta impulsar un vuelco político si quienes a continuación deben construir una fórmula de gobierno estable y alternativa no son capaces de ponerse de acuerdo ni siquiera para atarse los zapatos y echar a andar.

De lo que habla la gente

Mantener durante seis semanas el foco sobre el salario del alcalde desgasta, sobre todo, a Alberto Varela y a su equipo. Pero también Esquerda Unida, el BNG y Somos Maioría asumen un porcentaje de castigo directamente proporcional a las demostraciones públicas de su incapacidad para alcanzar un acuerdo. La responsabilidad primera y la iniciativa corresponden al gobierno, por descontado. Pero si en algo lleva razón el alcalde es en que para hablar hay que sentarse. La gente en la calle está harta de este asunto y, en función de cómo ve la jugada, reparte palos a un lado y a otro, siempre por la zurda. Normalmente, cuando se impone el «todos son iguales» quien acaba sacando la ganancia del pescador es la gaviota. La de Tomás Fole, que se está mostrando mucho más hábil en su vuelta al banquillo de la oposición que durante los cuatro años que empuñó el bastón de mando.

Hay otro problema. A medida que pasa el tiempo y ese acuerdo no llegá las posiciones se van enconando. Las partes se enrocan, comienzan a reprocharse asuntos cada vez más graves y las torpezas se multiplican en las redes sociales. Cada semana perdida hará más gravosas, por ello, las condiciones de ese virtual pacto. Cada vez será más difícil. Así que, las cosas como son. El deber de los socialistas es plantear una propuesta que sus teóricos aliados puedan aceptar. Y el de estos colocar el listón de sus exigencias en un punto razonable que favorezca la confluencia. Todo lo demás serán brindis al sol.

Vilagarcía tiene problemas muy graves que resolver. Solo hay que echar un vistazo a la bandera que ondea en la playa de A Concha-Compostela, convertida como siempre en un urinario en pleno mes de agosto. Dentro de tres años habrá que decidir qué hacer con el contrato más importante del Concello, el de la basura, que cada ejercicio moviliza más de un millón de euros. El empleo brilla por su ausencia. Los brotes verdes no se ven ni en los geranios de las macetas, agostados por la sequía. Y aquí hay que empezar a hacer cosas de una vez. La gente está harta con razón. Vayan tomando nota.

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