El pabellón premiado en la Feria del Libro de Buenos Aires se gestó a orillas de la ría

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

El estudio de Camba domina los tejados del antiguo barrio de O Castro, en Vilagarcía.
El estudio de Camba domina los tejados del antiguo barrio de O Castro, en Vilagarcía. martina miser

Dunas Vivas situó el diseño procedente de Vilagarcía, el metal de Caldas y la carpintería de Godos al alcance de un millón de visitantes

19 may 2016 . Actualizado a las 09:59 h.

Aunque su trabajo no siempre se traduce en una rúbrica visible, tampoco en ninguna placa, su sello está presente en numerosos espacios urbanos. Primero

al frente de DES y ahora desde Dunas Vivas, Camba hace del diseño un potente motor para dar valor añadido a productos que se desarrollan en Arousa y Pontevedra, de los que se alimenta en sus proyectos

«O meu pai sempre dicía que as cousas se poden facer, pero hai que poñerse a facelas». De alguna forma, la sentencia que ayer recordaba Xosé Luis Camba resume el espíritu que anima Dunas Vivas, el último proyecto empresarial del reconocido diseñador vilagarciano. Su intervención, guiada por una buena idea, integra elementos diferentes, producidos en casa, aquí mismo, en proyectos capaces de recorrer medio mundo. «Alimentámonos de proveedores da nosa comarca, de servizos que así poñemos en valor; esa sinerxía é a filosofía deste asunto», explica él mismo. El mejor ejemplo de que el sistema funciona es lo que acaba de ocurrir en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, probablemente la mayor cita editorial del mundo, que la semana pasada se clausuraba en la capital argentina. Santiago de Compostela era la ciudad invitada y su pabellón, respaldado por la Xunta, se alzó con el premio especial al mejor estand.

«O deseño é noso, a madeira procede dos almacéns do porto, os metais do Pousadoiro e Caldas, a carpintería de Godos...». Con esos mimbres se levantó en el predio ferial La Rural -así se denomina el recinto bonaerense- un pabellón de doscientos metros cuadrados encuadrado por columnas que parecen descender desde lo alto. Colores cálidos, amarillos, naranjas, párrafos que siluetean el skyline compostelano, dos vitrinas amplísimas y una sensación de ligereza que domina el conjunto trasladaron una idea de la vida cultural de la capital gallega a la orilla opuesta del Atlántico. Conviene no perder de vista que la feria fue visitada por 1.200.000 personas desde su inauguración, el 29 de abril, hasta su clausura, el lunes de la semana pasada, dentro de un evento que el año anterior convidó a la ciudad de México y el que viene tenderá una mano a Los Ángeles. Este es el nivel de lo que tenemos entre manos.

Camba no se olvida de citar el trabajo de diseño mano a mano con Raimundo Ferreirós, la gráfica aplicada de Rebeca Ces, el diseño de pequeño formato de Axeitos y la labor de coordinación de Pedro Pena y Federico López. Un notable esfuerzo que, sin embargo, no permanecerá más que en el recuerdo. Así es la creación de estructuras efímeras, cuya vida finaliza con la del cometido para el que fueron creadas. «Ben, realmente temos que pensar que sempre se somete o noso traballo a unha proba moi potente, aquí non existe marxe para as correccións... E funcionou fantasticamente», argumenta Xosé Luis Camba. El de Buenos Aires, por cierto, no fue el único estand que Dunas Vivas y sus sinergias levantaron en las últimas semanas. Prácticamente al mismo tiempo, el diseño arousano daba cobijo al Gobierno de Canarias en la SeaFood de Bruselas. Un mes y medio antes, su presencia se dejaba notar en Núremberg y Bremen.

Dunas Vivas nace en el 2011, de la sacudida integral que se llevó por delante DES, una referencia clave en el ámbito del diseño hecho desde Galicia. Ha llovido ya lo suyo desde que, allá por 1972, Xosé Luis Camba comenzó a trabajar en cuestiones en las que entonces nadie reparaba apenas o, si lo hacía, le daba una importancia tangencial. El parque de A Xunqueira original, reformado ahora sin una sola consulta a quienes lo idearon, lleva su firma, junto a la del arquitecto Manolo Freijeiro. El corredor que comunica la playa de A Compostela, con una disposición que permite la cesión de paso entre los caminantes, tiene una funcionalidad real, al igual que los parladoiros que se asoman al puerto deportivo. «Haberá quen os ame e quen os deteste, pero ordenan espazos», subraya un hombre cuyo sello no siempre se traduce en una rúbrica visible, pero sí está presente en cuanto toca.