«Desde niño veía los Juegos y no imaginaba poder llegar a competir en unos. ¡La plata me sabe a oro!»

Pablo Penedo Vázquez
Pablo Penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

El vilagarciano dice que necesitará tiempo para asimilar lo que ha logrado en Río, colofón a 4 años sin parangón. "Compartir el privilegio de un podio olímpico con Antón Paz es un sueño. Solo falta mi madre para que fuese perfecto", afirma

26 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A ambos nos hubiera gustado mantener la entrevista cara a cara en su Vilagarcía. Pero Jordi Aragonés atendía ayer a La Voz de vuelta en Cracovia, a donde llegaba tras más de 24 horas de viaje desde Río de Janeiro para iniciar anteayer la pretemporada con el Wisla Can Pack, su otra gran fuente de alegrías deportivas y sustento. El preparador físico tardará unos meses en volver a Arousa para recibir en persona muchas de la multitud de felicitaciones que desde las redes sociales recibía el pasado sábado por su plata olímpica con la selección femenina española de baloncesto. Para entonces debería tener su presea en propiedad, con los miembros de los cuerpos técnicos obligados a solicitarla vía administrativa al COI. Claro que a Jordi la burocracia no le pudo arrebatar la instantánea de su gran sueño hecho realidad, posando en Río con la medalla que le prestó Leo Rodríguez.

-¡Enhorabuena!

-¡Muchísimas gracias!

-Primera final en unos Juegos, y subcampeón olímpico. Menudo subidón de adrenalina...

-¡Un sueño hecho realidad! ¡Ha sido con mucha diferencia lo más grande de mi carrera deportiva! Desde niño veía los Juegos Olímpicos y no me imaginaba que podía llegar a competir en unos. ¡Imagínate poder conseguir medalla! ¡Me sabe a oro! Algo que no olvidaré jamás. Solo me falta mi madre para que fuese perfecto. Pero va dedicado a ella. Como cada triunfo desde que se fue. También es para mi padre, que es quien me enganchó al baloncesto, y como no, para mi peque Alice y mi pareja Kinga. Fue increíble e inolvidable. ¡Era un sueño todo lo que estábamos viviendo desde que iniciamos nuestro viaje a Río! Pero el verdadero subidón se inició en los cuartos de final contra Turquía cuando remontamos 10 puntos en los últimos dos minutos de partido y la canasta en las últimas décimas de segundo de Anna Cruz. La explosión de alegría, emoción y locura que el equipo vivió allí es algo que no se puede explicar...

-Esa canasta de Cruz le regaló un subidón a toda España. Superada Serbia en semifinales, ¿empezaron a saborear la plata? ¿Fueron a la final mentalizados de que tocaba reeditar el España-EE.UU masculino de Los Ángeles 1984?

-Se planteó la final con el objetivo de competir y por supuesto intentar ganar. Estábamos en una final de unos Juegos Olímpicos y no podíamos salir y regalar la victoria sin luchar ni dar el 100%. No sabemos si vamos a tener otra oportunidad como esa en nuestras vidas. El primer cuarto lo acabamos solo 4 abajo (21-17). Pero como dices todos éramos conscientes de que era muy difícil ganar a ese súper equipo. Es el verdadero Dream Team del baloncesto femenino comparable al de los Jordan, Magic, Bird... de Barcelona 92.

-¿Es consciente de lo que acaban de hacer? ¿Qué le contará a su hija cuando tenga uso de razón?

-Pienso que todos los que formamos el equipo, jugadoras y cuerpo técnico, no somos todavía conscientes al 100% de lo que conseguimos en Río. Es el típico momento en la vida en el que realmente te das cuenta de lo conseguido cuando va pasando el tiempo. A mi hija le contaré algún día que su papá estuvo más de 60 días, entre Preolímpico y Juegos, alejado de ella para ser ¡¡¡subcampeón olímpico!!! Espero que me perdone y a la vez se sienta muy orgullosa de mí.

 -Oro continental, plata mundial, subcampeonato olímpico. ¿Qué son cada una de estas medallas en la vida de Jordi Aragonés?

-Pues cada una es importante a su manera. Si bien es cierto que una medalla de plata en unos Juegos es lo más grande e importante que hemos conseguido, a nivel personal la medalla de oro del Europeo de Francia tiene un valor sentimental muy fuerte. Y la medalla de plata de Turquía también fue muy importante por ser la primera vez que lo conseguíamos a nivel mundial.

-¿Qué supone para usted ser el segundo vilagarciano en colgarse una medalla olímpica?

-Todo un orgullo y una gran satisfacción. Las muestras de cariño y apoyo durante todos esos días fueron impresionantes y me hicieron darme cuenta de la magnitud que tienen unos Juegos. Compartir ese privilegio de medallista con Antón Paz es un sueño. Antón y yo estuvimos juntos antes del partido de cuartos de final de la selección masculina de baloncesto, los 10-15 minutos del viaje en bus, contándonos nuestras aventuras. Fue una alegría enorme el haberlo visto. Escuché que me llamaba alguien en la villa vestido de azul y con la camiseta de Grecia, y no me daba cuenta. Tuvo que llamarme dos veces. ¡No lo reconocía de griego! [Carcajada] Tengo que decir que Antón es un verdadero campeón olímpico y eso es algo que va a ser muy difícil de igualar en Vilagarcía.

-Sin embargo en su caso esto no parece acabado. ¿Tokio 2020?

-¡Buff...! ¡Eso queda muy lejos! En 4 años pueden pasar muchas cosas. Veremos cual es la situación entonces. Seguramente haya varias jugadoras nuevas y se incorporarán nuevos talentos. Y a nivel personal, me gusta ir día a día y no me planteo ahora nada más.

«Claro que hay fiestas en la villa, pero no el desmadre imaginado»

Aragonés destierra una de las grandes leyendas negras de la villa olímpica en su repaso al día a día en Río.

-Verdades y leyendas urbanas de la vida en la villa olímpica...

-Existe la leyenda urbana de las fiestas y el cachondeo en la villa olímpica. Y claro que hay fiestas y momentos para la diversión. En general los olímpicos son gente muy joven con mucha vitalidad y es lógico que también tengan ganas de disfrutar y tener un poco de marcha. Pero mi percepción es que la gran mayoría de los atletas que allí conviven tienen muy claro cual es su objetivo y no quieren desperdiciar la oportunidad que significa participar en unos Juegos. Por tanto no existe un desmadre tal y como la mayoría de la gente se puede imaginar.

-Vamos, que usted no fue de los que se desmelenaron tras la medalla como Usain Bolt...

-[Carcajada] Pues no. Nosotros tuvimos una cena de celebración con la selección masculina. Al finalizar los jugadores y jugadoras siguieron de celebración pero yo y el resto del cuerpo técnico nos fuimos a nuestros apartamentos. ¡La edad no perdona! [Carcajada]

-Instalaciones. Seguridad. ¿Tan mal estaba la cosa como se llegó a pintar? ¿Hasta qué punto pudo gozar de la experiencia olímpica más allá de la competición?

-La villa y las instalaciones estaban muy bien. Cada bloque de apartamentos tenía su wifi con muy buena conexión, una piscina y bar para relajarse. Había además un gimnasio enorme con cantidad de máquinas de última generación, una zona de ocio, zona comercial, varias zonas donde comer todo tipo de comidas. El tema de la seguridad sí era importante tenerlo muy en cuenta. Además del riesgo de ataques terroristas Río es en sí misma una ciudad con muchas zonas peligrosas, donde tu vida corría seriamente peligro. Todos éramos conscientes y no hubo que lamentar ninguna desgracia. Pero en la villa y parque de los atletas nos sentíamos muy seguros ya que la presencia policial y militar era inmensa. Tuve la suerte de poder asistir a casi todos los partidos de la selección masculina, y lógicamente apoyarla al máximo. Fue de agradecer que su cuerpo técnico y varios jugadores viniesen también a apoyarnos a nosotros. La convivencia con ellos fue excepcional.

-Alguien extrovertido como usted no tendría reparo en acercarse a las grandes estrellas de su vecindad en Río. ¿Muchas autofotos para el recuerdo?

-Todo el mundo las hacía. Las grandes estrellas son las más solicitadas. Yo tuve la suerte de hacerme varias, pero la más destacada y que más ilusión me hizo fue con Rafa Nadal. Con Michael Phelps lo intentamos pero no fue posible. No sé cuántas fotos me saqué. También me gustan mucho las que me hice con Carolina Marín, Ruth Beitia y Mireia Belmonte.