La Xunta abre un expediente por los daños que sufrió el castro de A Xaiba

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

Los técnicos están haciendo una valoración del suceso y emitirán un informe

19 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Una llamada telefónica del Seprona de Vilagarcía alertó a la Xunta sobre lo que había sucedido en el castro de A Xaiba, en Castroagudín. Allí, y durante los incendios forestales del mes de agosto y en las tareas de extinción, los operativos hicieron un cortafuegos que dañó la empalizada exterior y las máquinas penetraron en el recinto dejando unas notables huellas que todavía se pueden ver sin ningún problema varios meses después.

«Nestes momentos na Xefatura Territorial de Pontevedra teñen aberto un expediente informativo e están a recadar información de Medio Rural sobre os ditos feitos e á espera do informe do Seprona», apuntan fuentes de la consellería de Cultura, Educación e Ordenación Universitaria.

Desde la Xunta no se quiera apuntar todavía a que el daño que sufrió el castro haya tenido su origen en el cortafuegos que se realizó en aquella jornada de agosto. «Estase á espera de que os servizos técnicos vaian a facer una avaliación dos danos e dos informes requiridos», explican.

Tampoco se aclara todavía si está prevista alguna actuación en el yacimiento bien para poner en valor lo que allí se encuentra o bien para intentar paliar en la medida de lo posible los hechos. «Non se pode falar de ningunha decisión mentres non dispoñamos do informe definitivo dos técnicos sobre os posibles danos sufridos», concluyen.

El rastro de las máquinas es bien visible

Cualquiera que se dé un paseo por el castro de A Xaiba no tendrá dudas de que por allí pasó algo que dejó su rastro bien visible. Un sendero que cruza una amplia franja de terreno. En uno de sus extremos se pueden ver sin ningún tipo de duda las piedras que formaban la empalizada exterior del castro de A Xaiba. En realidad, el lugar es espectacular porque cualquiera que allí vaya, y con un mínimo asesoramiento de alguien que haya estado, puede hacerse una idea de cómo era todo aquello.

Puede intuirse, porque casi está a simple vista, la muralla exterior. La interior también se puede ver ahora porque las huellas de la máquina que construyó el cortafuegos también la dejan contemplar sin problemas.

Restos a la luz

El paso de las máquinas, además, ha contribuido incluso a que distintas piezas de la época hayan salido a la luz sin mayores dificultades. De hecho, los ojos acostumbrados de los especialistas pueden encontrar sin mayores problemas restos de cerámica porque lo más probable es que allí se encontraran varias edificaciones.

El castro de A Xaiba era un completo desconocido no ya para la mayoría de los vilagarcianos sino incluso para muchos de los habitantes de Castroagudín. El debate sobre lo sucedido gira, por lo tanto, hacia el descuido que este tipo de yacimientos suelen sufrir. En A Xaiba no había ni una sola señal de lo que allí se encontraba. La posible descoordinación por la información que los distintos efectivos que allí trabajaron tenían también daría para más de un apunte.