«No hay que tenerle miedo al día que se van»

Antonio Garrido Viñas
a. garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Cedida

21 feb 2017 . Actualizado a las 12:08 h.

Ricardo conoció un día a una familia de acogida y se dijo desde el primer momento que él quería hacer algo similar por los demás. Y desde aquel primer momento contó con el apoyo de su mujer Nati. Son de Soutomaior y ayer estuvieron en Vilagarcía para contar su experiencia y animar a otras parejas a que se animen a una experiencia que les deja una sensación de «orgullo de saber que has hecho algo que ha servido para ayudar a alguien», explica Ricardo.

Nati y Ricardo estuvieron en el Concello acompañados del crío que tienen a su cargo. Un bebé que ahora tiene dos meses pero que llegó a su casa con solo doce días de vida. Es el segundo niño que acogen y, al igual que el primero, se ha convertido en un hermano para su único hijo, que ya tiene quince años de edad y que «lo trata como si lo fuera». Su primera experiencia como familia de acogida también fue con un niño muy pequeño, que llegó a su casa con veintidós meses y se fue con cuatro años. «A pesar de ser tan pequeño era muy consciente de su situación. Estaba muy integrado. Sabía a dónde iba y a qué iba», asegura Nati.

Hace once meses llegó la separación. Ese duro momento que hace dudar a muchas familias a la hora de decidirse a dar el paso adelante. «Cuando se marchan duele, pero te sientes reconfortado con lo que has hecho. No hay que tenerle miedo al día en el que se van», aseguran tanto Ricardo como Nati.

Tan satisfechos quedaron con aquella primera experiencia que cuando los llamaron para acoger a un nuevo bebé «ni lo pensamos», afirma Nati. Ya bregados en el asunto, esta pareja de Soutomaior da la clave para animar a que alguna familia se sume en la comarca de O Salnés: «Lo importante es que los niños estén bien y que puedan vivir como cualquiera de su edad».

La gran incógnita de este tipo de circunstancias es saber cuánto tiempo vas a convivir con el niño, pero en la balanza, Nati y Ricardo saben que uno de sus lados tiene mucho más peso que el otro. «Es una experiencia que vale la pena y mucho», concluyen.