La música al mediodía suena mejor

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

martina miser

Los conciertos a la hora del aperitivo gozan del beneplácito del público y también de sus protagonistas

29 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Larga tradición tienen las sesiones vermú entre el paisanaje galaico. Sesiones en las que las orquestas que por la noche iban a coronar la jornada de fiesta sacaban los pasodobles a bailar ya al mediodía para ir calentando al personal. Ese concepto ha evolucionado de una manera natural y se ha empezado a instalar en las ciudades. Y con éxito. Parece que se ha llegado a un consenso: la música al mediodía suena mejor. O por lo menos suena para más gente. Los conciertos se están convirtiendo en un perfecto aperitivo. «Antes como mucho podían ponerse a cantar en algún bar de A Baldosa si el ambiente era propicio», apunta Dani Barreiro.

Dani está viviendo en primera línea de fuego este auge de los bolos al mediodía. De hecho, a él lo patrocina una marca de vermú para hacer una actuación al mes con este formato. Y apunta directamente a la clave: «Entre los de aquella generación que antes iban a ver música en directo de noche, muchos ahora tienen hijos con lo que sus horarios han cambiado y trasladan la juerga al mediodía». De la misma opinión es Óscar Piñeiro, que regenta el Bar Rock Miudo donde las sesiones vermú también gozan de notable predicamento. «Tienen entre 30 y 40 años por lo que aún son jóvenes y si les programas un concierto con un poco de tralla también les gusta», apunta.

«Achégate ao salón»

A esta dinámica también se están sumando las concejalías de Cultura. Sonia Outón dirige la de Vilagarcía, que el pasado verano organizó bajo el paraguas «Agora vermú» varios conciertos en las calles de la ciudad. No fue la única iniciativa de ese estilo. Antes ya había funcionado el «Achégate ao salón», con actuaciones en el Salón García los domingos al mediodía, que continúa este año con la programación de bolos de Álex Cooper, Dr. Chinarro, Casanova o Javier Ruibal. «Cada vez que se programa algo al mediodía funciona bastante bien», asegura la concejala.

Outón, de hecho, abre el abanico de posibilidades retomando la razón principal del auge de las sesiones vermú: el público familiar. Y para ello se busca también que la música no sea la única protagonista en las calles. En este sentido, reconoce la concejala que el Festiclown fue uno de los grandes aciertos en la programación del año pasado por la gran cantidad de gente que arrastró.

Ese eclecticismo que se vive en los conciertos, con público de todas las edades, es una de las circunstancias que más divierte a Dani Barreiro cuando está ante el micrófono. «El ambiente es mucho más abierto. Los padres llegan con los carritos de bebé y los niños que son ya más mayorcitos se involucran también al cien por cien, Funciona que no veas», subraya. Las edades de los asisientes cambian con respecto a lo que sucede por las noches pero las ganas de pasarlo bien se mantienen o incluso crecen porque ya se sabe que alos chavales se apuntan a un bombardeo sin mayores problemas.

La bondad de la hora

Óscar Piñeiro apunta también una clave más para resaltar las bondades de la música al mediodía: directamente la hora de inicio de los bolos. «Es bueno incluso para los vecinos que viven cerca de los locales», resalta el responsable del Rock Bar Miudo. Evidentemente el nivel de ruido que desprende un concierto es más torerable a las dos de la tarde que a las once de la noche. Piñeiro apunta, de hecho, que la dinámica de los locales de cierto tamaño, no los más grandes ni las salas especializadas en musica en directo-aunque estas también van caminando en ese sentido-, se dirigen inexorablemente hacia esa dinámica. Dani Barreiro lo explica de una manera más elocuente: «Los padres pueden tomarse sus cañas o sus vermús mientras están en el concierto y luego hasta suelen quedarse a picar algo y a la sobremesa de después de comer. A las ocho o nueve de la tarde ya están en casi. Y eso lo pueden hacer tanto el sábado como el domingo e ir el lunes tan frescos a trabajar», bromea.

Las sesiones vermú, en definitiva, prometen florecer con la llegada de la primavera. Y no parece mala idea que vaya calando entre los más jóvenes que la cultura debe estar al alcance de la mano de cualquiera y, entre los mayores, que conviene que aflore a cualquier hora del día.