Los atascos en la AP-9 se repetirán mientas duren las obras de ampliación

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

O Salnés y Pontevedra acumulan 260 kilómetros de especial riesgo circulatorio

18 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo vivido en el arranque de esta Semana Santa, y en menor intensidad este domingo por la tarde, en la AP-9 no será un hecho puntual. Las distintas autoridades consultadas confirmaron que los atascos y retenciones, que en algunos momentos de este jueves tuvieron una longitud de hasta cinco kilómetros, se repetirán en un futuro inmediato.

Añadieron que los colapsos se reproducirán previsiblemente mientras duren las obras de ampliación de los cuatro carriles del puente de Rande que está llevando a cabo Audasa. El problema es que, en las inmediaciones del desvío hacia Cangas, los dos carriles de circulación se transforman en uno causando, de este modo, un cuello de botella cuando se incrementa la afluencia de vehículos en dirección a Vigo.

En cualquier caso, la situación que se generó llevó ayer a la portavoz nacional del BNG a instar a Xunta y Fomento a que sancionen a Audasa por lo ocurrido. Asimismo, Ana Pontón exigió el establecimiento de un protocolo que obligue a levantar las barreras de los peajes en caso de retenciones que superen el kilómetro.

Se da la particularidad de que a escasos kilómetros de donde se produjo el colapso se ubica el único punto de especial riesgo circulatorio de la AP-9. En las inmediaciones del puente sobre el Lérez, en el término municipal de Pontevedra, está situado uno de los radares que controlan la veintena de tramos y puntos de intensificación de vigilancia de la velocidad existentes en la comarca capitalina.

En total, el entorno de la ciudad del Lérez acumula 260 kilómetros de carretera en los que la Guardia Civil de Tráfico ha reforzada la vigilancia mediante radares fijos y móviles. Según los datos aportados por la DGT, los primeros controlan media docena de puntos muy concretos de esta red viaria. Así, además de en la AP-9, los conductores se pueden encontrar con radares fijos en dos puntos concretos de la autovía de O Salnés, la AG-4.1, así como en otros tantas zonas de la N-550, mientras que el sexto se encuentra en la N-640, que comunica Caldas con Vilagarcía.

Por su parte, el subsector de Tráfico de Pontevedra ha intensificado el uso de cinemómetros móviles en otros trece tramos de carreteras. De este modo, la carretera que presenta un mayor riesgo circulatorio es la N-640, donde se ha incrementado la vigilancia sobre un total de 78 kilómetros de asfalto que discurren por tres tramos, mientras que en la N-550 están contabilizados 57 kilómetros. De igual modo, se ha puesto el énfasis en 41 kilómetros de la N-541, así como en la totalidad de la PO-308, que discurre entre los municipios de Poio y Sanxenxo. La variante de Marín, la carretera de Vilagarcía o la PO-551 son otras vías en las que Tráfico ha aumentado su presencia.