Caminar, un deporte de riesgo en O Salgueiral

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

Los vecinos de esta zona se sienten aislados. Sin coche, ir a Carril exige reflejos y valor

26 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La distancia entre O Salgueiral y Carril es la justa para hacer del camino un paseo agradable. Pero no es así: este no es lugar para andar. Los vecinos llevan años denunciando un aislamiento que los ha convertido en prisioneros en su propia casa. Quien utiliza estos términos es Rosana Gago, que lidera desde hace años la reivindicación de medidas de seguridad vial.

Con ella hablamos en la marquesina del autobús en O Salgueiral. La parada, a la que llegan los buses escolares, está mal colocada y no tiene demasiada visibilidad. «Pero la carretera vieja es lo que es, una sucesión de curvas», cuenta Rosana. Ella considera urgente que se pinte un paso de peatones ante la parada y que se sitúe en ese punto un semáforo con pulsador que actúe como llamada de atención para los conductores. Los vecinos de la zona apoyan esa propuesta, porque por la carretera vieja «pasan moitos coches e a moita velocidade», especialmente entre las tres y las tres y media de la tarde, cuando esta vía se convierte en alternativa rápida para quienes se dirigen a varias partes de Vilagarcía. Cruzar la calzada se convierte en una prueba de valor que se asume porque no queda otra. «Pero dá medo», confiesa Casto, un vecino.

Más miedo da aún bajar caminando hasta Carril. Metros antes del entronque de la carretera vieja con la vía que une Catoira y Vilagarcía las aceras se interrumpen, anunciando la odisea que espera a los peatones. Estos se encuentran con la primera disyuntiva cuando alcanzan el cruce situado junto a la gasolinera. Desde esta, Pablo asiste a las operaciones de riesgo que realizan quienes deciden caminar por la carretera principal, cruzándola primero y avanzando por el arcén hacia la rotonda de acceso a la circunvalación norte. «Mucha gente que viene a hacer cursos en el ISM cruzan por ahí y un día va a haber una desgracia», razona Pablo.

Los vecinos siguen una ruta alternativa: una pista que se cuela detrás de la gasolinera y que va a salir al otro lado de la rotonda. «A pista non está mal, pero hai moita xesta», dice Valentina, que hace con frecuencia ese camino. Es indulgente, porque además de una maleza abundante, el firme está en un estado lamentable y falta iluminación que haga viable transitar por ese camino en plena noche. La asociación de vecinos de Bamio y el ANPA de Carril consideran necesario que se adecente ese paso, que se convierta en una suerte de senda peatonal que rompa el aislamiento de Bamio. Aunque, claro, para conseguir ese objetivo habría que completar las aceras hasta A Rosa. Y, ya puestos, pintar un paso de peatones que permita a quienes se dirigen al cementerio cruzar la carretera general con un mínimo de seguridad.

En Bamio están dispuestos a luchar para conseguir sus objetivos. «El Concello y la Xunta son conscientes de los problemas que tenemos aquí», dice Rosana Gago. Se los repetirán una vez más. Y si no, tocará movilizarse.