La llave para reconectarse al mundo real

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MARTINA MISER

Esta venezolana, licenciada en Artes, ha convertido el arte en terapia contra los males de la sociedad actual

26 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Permíteme que lo diga, pero vivimos en una sociedad enferma». Yajaira Miquileno pronuncia la frase con la musicalidad propia de los venezolanos y con la rotundidad de quien ha dedicado su carrera a intentar curar a personas enfermas de estrés, de ansiedad y de todas las enfermedades del siglo XXI. Utiliza una medicina poco convencional, porque lo que ella receta es música, y es pintura, y es trabajo en grupo. Esos son los pilares del taller de arteterapia que mañana inicia en el espacio coworking DalleqDalle, en Vilagarcía.

Yajaira se licenció en Artes en la Universidad Central de Venezuela. «Allí no te especializas en una única disciplina, sino en varias», dice. A fin de cuentas, el mundo del arte es muy amplio. Nuestra licenciada desembarcó después en Galicia. En Santiago cursó un máster de creatividad y, mientras elaboraba su tesis, se dio cuenta de que el arte es mucho más que estética. «Es también un camino para reconectarnos con quienes somos nosotros de verdad», explica. El descubrimiento no la dejó indiferente. Todo lo contrario: acabó convirtiéndose en uno de los ejes de su actividad profesional. Y ahora es una «facilitadora de procesos», una maestra que utiliza la música, la pintura y la escultura para ayudar a quien lo necesita a vaciarse de todos sus sentimientos negativos y a construir una nueva forma de relacionarse con su entorno.

Eso es lo que harán los participantes en el curso de arteterapia que mañana arranca en Vilagarcía. «De lo que se trata es de usar el arte como mediador. Hay cosas que a lo mejor no sabemos expresar con palabras, pero que sí salen a través del movimiento, de la música, de la pintura... En el taller lo que intentamos es que los participantes aprendan el placer de la desconexión. Que desaprendan las cosas que le hacen daño y que aprendan otras que les produzcan bienestar».

Primero, la música

El primer elemento que entrará en juego es la música. Porque la música tiene el don de hacer fluir lo que llevamos dentro. Lo bueno y lo malo. Y cada instrumento lo hace a su manera. «Un violín, un piano, vibran de manera diferente y esas vibraciones tienen un efecto distinto sobre nosotros», explica Yajaira, que estará acompañada en las clases por Manuel Cabrera. Él será el encargado de ejecutar la magia de la música, que en estos primeros compases del taller servirá para una tarea básica: «hacer que la gente desconecte de su rutina, de las molestias que la acompañan durante todo el día. Haremos trabajo de respiración, de descarga».

Porque liberarnos de los pesos muertos es un paso imprescindible para luego poder «reprogramarnos con aquello que nos hace felices, que nos produce bienestar». «Solemos quejarnos mucho, pero no cambiamos. Pero debemos saber que si hay algo que nos hace daño, lo podemos cambiar si queremos».

Llega la hora de la pintura, de la escultura. «Lo que haremos lo iremos viendo en función del grupo. Será este el que determine un poco qué tipo de actividad vamos a desarrollar», explica nuestra facilitadora de procesos. En el taller hay espacio para todo tipo de actividades. Hasta para pintar con los pies y con las manos, y con los ojos cerrados. Ese es un ejercicio de liberación y de reconexión con el mundo real, el que se puede tocar, y escuchar, y respirar.

En las clases se explorarán, además, temas peliagudos. Como, por ejemplo, por qué nos cuesta tanto decir «no» a actividades, planes o ideas que no nos gustan. «Muchas veces decimos un sí de compromiso que nos acaba generando malestar». En otra sesión se abordará el concepto del amor, y todos los tópicos heredados y aprendidos que lastran las relaciones humanas. Por no hablar de la aceptación del otro, y el empeño que ponemos en cambiar al que está enfrente.

Tiempo para el descubrimiento

A gestionar todas esas situaciones se puede aprender echando mano del arte y de las opciones que este nos da de conocernos a nosotros mismos, sostiene Yajaira. Y es que en este mundo «todo está pensado para que nos perdamos de vista a nosotros mismos. Por eso es tan importante tomarnos un rato, aunque sean unos minutos a la semana, para reencontrarnos».