El desgastado encanto de un barrio pulcro y bien situado en el mapa

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

m.m.

Las calles que rodean al viejo matadero ya van teniendo su historia, pero aunque el paso de los años se nota, la zona se conserva bien

28 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

A media mañana, Matosinhos (Vilagarcía) es un lugar tranquilo. Un vecino pasea con su perro por la pequeña alameda del barrio. Otro atraviesa bajo los árboles a toda velocidad, con una carpetilla bajo el brazo. En la puerta de una academia, un grupo de chicas se toman un respiro de nicotina antes de volver a clase. La puerta de uno de los edificios se abre y sale una mujer mayor empujando un carrito de la compra. «Para mí el barrio está bien. Es tranquilo. Claro que yo ya soy vieja y no necesito muchas cosas», dice con acento de humor negro. Un poco más abajo, frente al edificio del viejo matadero, nos cruzamos con Lucía, una de las vecinas jóvenes de esta zona de la ciudad. Ella y su familia tienen mucha vida por delante, y están satisfechos de vivirla en Matosinhos. «Es una zona muy tranquila y está muy bien situada, porque lo tienes todo al lado», explica.

Es verdad. Aunque parece estar en un mundo aparte, Matosinhos se encuentra en pleno centro de la ciudad. Los principales colegios de Vilagarcía están a un tiro de piedra, la zona de supermercados y centros comerciales al otro lado de Doutor Tourón. Y a la misma distancia el parque de A Xunqueira. «La verdad es que está todo tan cerca que acabas haciendo vida en el centro», dice Lucía.

Precisamente por eso, por la proximidad de los parques infantiles de A Xunqueira, los vecinos de Matosinhos perdonan que el queda encajado entre el recinto escolar y el jardín arbolado del barrio se haya quedado tan desfasado. Sigue siendo de gravilla y tiene pocos juguetes. Suficiente, en cualquier caso, para que se desahoguen los rapaces que van y vienen hacia la zona escolar donde por la mañana hay clases y, por la tarde, extraescolares.

De ratas y canes

El jardín sombreado que hay al lado del parque infantil es una promesa de frescura en verano. Pero la agradable estancia en esa zona, dicen los vecinos, se ve truncada por unos molestos inquilinos de este espacio: las ratas. El Concello, que ya sabe de este asunto, se ha puesto en contacto con Plagal para que esta empresa, especializada en acabar con este tipo de problemas, tome medidas sobre esta cuestión. Según la empresa, ya se han realizado trabajos allí contra la plaga de ratas. La verdad es que algunos agujeros por los que supuestamente circulaban los roedores están tapados.

Para muchos vecinos, el mayor problema animalístico del barrio no son las ratas. «Lo peor son los perros. O, mejor dicho, los dueños de los perros que no recogen los excrementos de sus mascotas», argumenta Lucía. Y es que ese problema, generalizado en toda Vilagarcía, se percibe con toda crudeza en una explanada situada en las inmediaciones de la escuela de idiomas. Una suerte de zona verde por donde campan a sus anchas los canes, y que suele estar minada de heces. Como tantas otras zonas de la ciudad. En eso, Matosinhos no es una excepción a la regla.