Piden siete años para un hombre que encañonó a otro en un bar de Vilagarcía

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

El sujeto, que disparó al aire, está acusado de negociar con cocaína y objetos robados

29 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando uno se dedica a lo que aparementemente se dedicaba el protagonista de esta historia, la discreción se diría imprescindible. Sin embargo, algo debía de fallar en los ánimos del vecino de la zona de Santa Eulalia, en Vilagarcía, que fue detenido hace un año por encañonar a otro cliente en un bar de su mismo barrio y se inclinó por disparar al aire tras ser expulsado del local. Aquella bravuconada, que pudo acabar en tragedia, le costó al tipo que su domicilio fuese registrado por el Cuerpo Nacional de Policía, que descubrió allí una buena cantidad de cocaína y numerosos objetos robados de todo tipo. El resultado es que el sujeto se enfrenta a peticiones de cárcel que en su conjunto sumam siete años y siete meses por una colección de cuatro delitos.

Que el pasar desapercibido no era lo suyo lo demuestra el hecho de que, un año antes, el mismo individuo hubiese protagonizase una escena semejante. Claro que lo que entonces había empuñado era un arma de fogueo, que en la segunda ocasión dejó paso a un revólver de 22 milímetros. Con él quiso zanjar la discusión que había entablado con un cliente del bar en el que él mismo bebía, la madrugada del 23 de abril del 2016. En un momento dado, el tipo le espetó a su contertulio que le iba a descerrajar un tiro en la cabeza. Dicho y hecho, se fue a casa y reapareció en el local para encañonar al hombre con el que discutía. Como no le gustó que lo echasen a la calle, le dio por disparar al aire.

Cartuchos y cocaína encima

Tanta temeridad tuvo su recompensa cuando una patrulla de la Policía Nacional lo detuvo y le requisó el revolver y los seis cartuchos que portaba. Al igual que las trece bolsas de cocaína que llevaba encima. En su vivienda, los agentes encontraron doscientos gramos más de cocaína de distinta pureza y un surtido nada despreciable de botines de hurtos y robos. El fiscal pide ahora para él cuatro años de cárcel por un delito contra la salud pública, quince meses por amenazas, otros tantos por receptación y trece más por tenencia ilícita de armas.