Viaje de ida frustrado y con intriga en la vuelta

a.g. VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

24 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El hombre, mayor, paseaba alrededor de la descuidada marquesina del Hospital do Salnés y miraba cada poco su reloj, que estaba a punto de dar las doce.

-¿No pasaba a las doce el autobús?-, preguntaba a quien le quería escuchar. «Está muy mal organizado esto. No están puestos los horarios por ningún sitio», se quejaba. Cuando se le tranquilizaba diciéndole que la llegada del autocar estaba prevista para las 12.15, suspiraba. «A ver si es verdad porque ya vengo de Montecelo y como tenga que ir hasta abajo para cogerlo y poder volver a Vilagarcía...», razonaba.

La respuesta de las 12.15 se le dio con cuidado tras lo sucedido con el viaje de ida hasta el centro hospitalario. El plan era coger el Vaibús! Plus de las 11.30 en O Cavadelo. No fue posible. A esa hora, hora punta en la miniestación de autobuses en que se ha convertido el lugar, no menos de media docena de autocares coincidían en pleno trajín de llegadas y salidas. Por allí estaba uno de los vehículos rotulados que ofrecerán el servicio al Hospital do Salnés, pero que en ese momento no tenía como plan ir hasta al centro hospitalario, alimentando las dudas del numeroso personal que allí se encontraba en pleno día de mercado.

-¿Este vai a Carril ou vai o Hospital?-, preguntaba un paisano. Y el conductor rápidamente despejó la duda. ¿Y si ese no va hasta Rubiáns, cuál es? Pues era uno que estaba en el otro lado de la zona de las marquesinas y que decidió arrancar cinco minutos antes de la hora prevista. Uno de Núñez Barros al que un hombre frenó a la carrera para subirse. Muy fácil que apareciera el despiste porque, al margen de que el vehículo no fuera el rotulado, tampoco estaba señalado su punto de partida.

Tres cuartos de hora más tarde, y puntual como un inglés, llegó a la parada del Hospital do Salnés el autocar rotulado para emprender el viaje de vuelta. Allí se subió el anciano que ya se veía caminado hacia la carretera para coger el de siempre. Con él, ocho viajeros más. Uno de ellos le insistió al conductor sobre la necesidad de colocar los horarios en la marquesina. El chófer le dio la razón, evidentemente.